martes, 25 de febrero de 2014

15

Voy partiendo, es la hora; no hay otra opción.

Me apresuro a guardar las últimas cosas en la bolsa de mano.

Me acuesto en tu cama, en donde dormimos y amanecimos estos años.

Me voy y tú llegas.

Hay tanto qué decir, pero no lo decimos.

viernes, 7 de febrero de 2014

14

Durante el idilio con JP, me respondí una o varias preguntas con las que salía del D.F. En sí fueron respuestas las que aparecieron. Pero en su mayoría, fueron de un tiempo pasado que relució en flashback en este viaje a Oaxaca de febrero. Fueron preguntas formuladas en el presente que despejaron cuestionamientos del tiempo que ya fue. Extraña ilación.

¿A qué iba a Oaxaca además de lo obvio? Fui a preguntarme esto: ¿qué hice en esa década, la de los 20? ¿por qué no viajé? ¿qué pasó con la universidad?. Y sí, me respondí. Al hacerme JP una pregunta, cuya respuesta estaba ligada a ese tiempo pasado, me vino un mareo, y simplemente no pude/quise responderle en ese momento. Ahí emergieron las preguntas. Parece que todo fue un blackout, pero repentinamente aparecieron los hechos otra vez; explicaron el por qué de lo que no hice y que me he reprochado tanto a mí misma, pero que ahora trabajo para reconciliarme con ello. Con aquel tiempo. Con el pasado.

Tenía dinero ahorrado para emprender un viaje, quería ir a Europa, el viaje de mochilazo veinteañero que muchos hacen, y que yo quería hacer también. Ya había preguntado tips y demás consejos varios. Hasta le había dicho a R que viajaría, y él, sorprendentemente, se mostraba emocionado por mí; a pesar de nuestra extraña relación.

De repente todo mi mundo cambió por completo. Esta ruleta que se llama vida me tenía otra cosa; otra que no era ese viaje. Sin tener muy claras algunas cosas, por esa memoria mía que a veces me hace quedar muy mal, recuerdo que meses antes de ese suceso que cambiaría mi vida, ya con mis ahorros, me la estaba pasando muy mal. Sí, estaba en el preludio de mi primer crisis como ser humano, en la década de los 20. La relación con R me mareaba, quería irme de su lado y no podía, pero al mismo tiempo la pasión y el amor no me dejaban, comenzábamos un período de estira y afloja terrible acompañado por nuestra fascinación por las drogas, una que era cada vez más creciente en mí; la universidad también estaba en su mayor declive, dejaba de ir a mis clases para pasar tiempo con R pensando en que así podríamos mejorar nuestro vínculo, mi historial académico ya estaba mermado, se vislumbraba un ocaso; mis padres empezaban su proceso de separación real para culminar en un divorcio; y al final, mi salud me tomó por sorpresa con un EVC que cambiaría mi cuerpo y mi vida por completo. Ese suceso de salud que me llevó al nosocomio fue la catarsis de la crisis; lo que cambió mi vida. Tenía 22 años. No hice ese viaje.

En esa década me dediqué a recuperarme física, emocional y mentalmente, toda; del EVC y los estragos en mi mente y cuerpo, de una relación amorosa que no tenía a dónde más ir, de la interminable licenciatura que apenas estoy concluyendo, de alejarme de las drogas que comenzaban a seducirme oscuramente, de mi familia quebrada que se reconstruyó tiempo después en varias partes. De mí misma. Mis ahorros se esfumaron en todas esas recuperaciones. Han pasado casi diez años.

En esta nueva década, la de los 30, sí la ruleta lo permite, y creo que así será, ya me toca ganar, serán ese y otros viajes.

Esta rola, recién descubierta, simplemente me trae nostalgia de aquella época. Conocí a este dúo de Darkside por JP.


jueves, 6 de febrero de 2014

13

A veces hago consciente ese algo, ese 'miedo'. Sale. Se estanca, ya sea por breves ratos o por períodos prolongados; incluso años.