Lo serio de no tomarse la vida tan en serio. Así debería llamarse un manual, o guía terapéutica para estudiantes de posgrados en México, o quizá al rededor del mundo. Ya pasó el primer año de la maestría, y de verdad que he aprendido mucho, pero no por el mundo académico en sí, sino por los compañeros y profesores tan chingones que he tenido la fortuna de conocer. La Academia es fea, no me gusta, es cuadrada, y se rige por normas que pretenden develar nuevos conocimientos, pero que al mismo tiempo los impide porque cómo vas a hacer eso, cómo vas a escribir así, cómo quieres ponerle ese nombre, cómo pretendes brillar si quieres hacer locuras. Entonces, es una paradoja, muy cuadradadota. Me ha bastado un año para darme cuenta.
No me arrepiento, al contrario, de eso se trata la vida, de conocer para seguir o descartar, y en mi caso, al menos en el pequeño mundito académico en el que estoy, es así. Es muy triste darse cuenta de que es mal visto no sacrificar tu vida por un proyecto académico, tu proyecto; no se trata de que te sacrifiques por él, que dejes de dormir en aras de la perfección. Creo que justamente, porque es mi proyecto uno debe decidir cómo llevarlo, y asumir las consecuencias de ello. Y luego está que, el tutor lo debe guiar a uno, para decidir cómo será la mejor manera de llevar a cabo ese proyecto. Pero no, la norma es que el tutor te maltrate, te diga que no sabes nada, te torture psicológicamente porque no sabes escribir académicamente, pero no te da los tips de cómo se logra esa excelsa escritura. Es bien visto que uno ande corriendo atrás del tutor, soportando sus retardos, pero uno no puede llegar tarde porque entonces no valoro su tiempo, pero ella o él si pueden porque yo soy un estudiante que tiene toooodo el tiempo del mundo y no tengo nada qué hacer; soportar que muchas veces no lea tu trabajo porque está muy ocupado, y que cuando lee los primeros párrafos te diga no sabesescribirerestontonosabesnadaaaa, sin siquiera tomarse el tiempo de leer el resto del documento.
Sí, así es. O eso me ha tocado a mí.
Pero la mayoría de amigos y compañeros opinan 90% lo mismo que yo.
Moby. Con una canción que marcó mi juventud. Es tan serena como triste. Es apacible porque se despide. Como cuando lo que dejas ir te da tranquilidad, como yo con mis malestares académicos.
No lineal
lunes, 29 de agosto de 2016
sábado, 7 de mayo de 2016
20
La última vez que escribí aquí fue hace casi 2 años. Muchas cosas han pasado durante este tiempo. Todas para bien, al menos así lo creo.
En aquel 2014 estaba a punto de, por fin, titularme de la licenciatura. Lo logré. Me titulé y al siguiente año, o sea en 2015, apliqué para una maestría en mi misma alma máter, y también lo logré. A pesar de mi esceptisismo, porque apenas me había titulado y aún no tenía el pergamino ni el plástico de la cédula, me aceptaron en el posgrado. Me puse muy feliz, como nunca, era un gran objetivo personal y académico-profesional el haber entrado a la maestría. Además en lo otro también me sentía bien, G y yo por fin formalizamos-normalizamos nuestra relación y decidimos vivir juntos; al final no hemos podido mudarnos de casa por cuestiones económicas, pero después de varios años, siento que este departamento que visitaba sólo los fines de semana, es mi hogar. Sí. Con la maestría, con el hogar propio, con una relación medianamente estable y con unas gatitas adoptadas como hijas, mi vida por fin se sentía mía y por fin sentía que yo tengo el control de ella. Es de las sensaciones de empoderamiento más chingonas que conozco, sino es que la única, hasta ahora.
Claro que sé que hay contingencias externas y ajenas a mí que pueden llegar y que llegarán, y aunque uno nunca está del todo preparado, sí creo que al menos el que ya no tenga ataques de ansiedad, me da una gran ventaja sobre mi misma, no sobre alguien más, sólo sobre mi misma, quien era y quizá, algunas veces, soy mi mayor contratiempo.
La cuestión es soltarse. Pero para llegar a eso, pues, está muy cabrón. No es nada fácil, y en el proceso, por demás complejo, hay quizá los nutrientes más valiosos que en el fin mismo de soltarse. Y al final es en el proceso en donde uno se suelta.
En aquel 2014 estaba a punto de, por fin, titularme de la licenciatura. Lo logré. Me titulé y al siguiente año, o sea en 2015, apliqué para una maestría en mi misma alma máter, y también lo logré. A pesar de mi esceptisismo, porque apenas me había titulado y aún no tenía el pergamino ni el plástico de la cédula, me aceptaron en el posgrado. Me puse muy feliz, como nunca, era un gran objetivo personal y académico-profesional el haber entrado a la maestría. Además en lo otro también me sentía bien, G y yo por fin formalizamos-normalizamos nuestra relación y decidimos vivir juntos; al final no hemos podido mudarnos de casa por cuestiones económicas, pero después de varios años, siento que este departamento que visitaba sólo los fines de semana, es mi hogar. Sí. Con la maestría, con el hogar propio, con una relación medianamente estable y con unas gatitas adoptadas como hijas, mi vida por fin se sentía mía y por fin sentía que yo tengo el control de ella. Es de las sensaciones de empoderamiento más chingonas que conozco, sino es que la única, hasta ahora.
Claro que sé que hay contingencias externas y ajenas a mí que pueden llegar y que llegarán, y aunque uno nunca está del todo preparado, sí creo que al menos el que ya no tenga ataques de ansiedad, me da una gran ventaja sobre mi misma, no sobre alguien más, sólo sobre mi misma, quien era y quizá, algunas veces, soy mi mayor contratiempo.
La cuestión es soltarse. Pero para llegar a eso, pues, está muy cabrón. No es nada fácil, y en el proceso, por demás complejo, hay quizá los nutrientes más valiosos que en el fin mismo de soltarse. Y al final es en el proceso en donde uno se suelta.
martes, 1 de julio de 2014
19
Yo debería estar escribiendo otra cosa. Tendría que estar terminando mi ensayo de La Ley Federal de Derecho de Autor, para un examen de la interminable universidad. Ya sólo me faltan 3 materias, y una de ellas pide ese ensayo, ya casi acabo. Pero no, vine aquí a escribir. No está en el olvido el blog, pero sí poco atendido; de que hay de qué escribir hay y mucho, pero hoy al leer ciertas notas y cosas en internet, decidí que aunque tuviera que escribir hartas cosas de la ley esa, me iba a hacer una pausa para escribir aquí, es que es como una necesidad secundaria. Y es que se transformó de necesidad primaria a necesidad secundaria, no la demérito, es muy importante, pero hubo un cambio en mí en los últimos meses. Ahí va.
Mi mood ya cambió cabrón, mucho. Han pasado varias cosas para que eso haya sucedido, desde abril que no escribía, entonces sí ya tiene ratito. En ese mes regresé con G, para no perder la costumbre de la extrañeza de nuestra relación, el regreso se dio de una forma un tanto inesperada pero agradable, por fin nos dijimos 'te amo', y pues ahí vamos, le estamos echando ganitas, estoy contenta y tranquila y la ansiedad ya está más domada. No fue arte de magia que la ansiedad se haya domado, no, me tomó por sorpresa también, pero ha sido una agradable sorpresa; creo que ha sido el resultado de arduo trabajo personal, entre terapias y autoterapias como esta, y el hablar y hablar con las personas que realmente nos importan y les importamos; y una muy importante, el aceptarme como soy y aprender de ello. Suena fácil y a cliché de libro de autoayuda, pero es cierto, de verdad que lo es, y lo dice la reina de la ansiedad del oriente de la Ciudad de México. Pues me acepté, así tal cual, ansiosa, pica piedrita de las cosas, mal viajada, aplazadora, dalevueltas a todo, procrastinadora, tomadora de todo personal y, creo que ya. Pero más allá de descalificativos, es cómo soy, y, no está 'mal' ser así. Un día en sesión, M con sus frases tan certeras como siempre, me dejó pensando harto sobre mí misma, yo decía "¿por qué le doy tantas vueltas a todo y me malviajo?", ella respondió, "porque así funcionas", zaz. Y pues sí, así funciono, sólo que no sabía como moderar ese 'funcionamiento', y bueno, aún no lo sé del todo, estoy empezando, pero vaya que la punta del iceberg fue muy reveladora. Más allá de ser infeliz con esas mmm 'descripciones' mías, me puse a pensar (claro, tenía que darle vueltas, obviooo) en cómo hacer para que eso me dejara de torturar. Digo a los 31 años está doblemente cabrón cambiar el chip que uno trae desde la niñez; sí se pueden modificar unas cosas pero cambiar tooodo, pues ejem, yo creo que sólo yendose a la India o al Tibet. Creo que todo está en cambiarse de lugar, en ver con 'nuevos' ojos lo mismo, digo aunque literalmente sean los mismos ojos, en entender que de las crisis personales donde aflora lo peor de nosotros, lo que vendrá será algo bueno, como dice el dicho "después de la tormenta viene la calma", y en sí en darse cuenta de que "somos lo que hacemos" como bien me dijo mi amiga-sanadora Nt.
También comencé a acercarme de nuevo a esa ex amiga del post 18, y aunque ya no somos amigas, existe un gran cariño. Sí la amistad se terminó, pero ahora somos otras personas, ya no somos chavitas veinteañeras y estamos en momentos diferentes de la vida, nos sentí más sinceras, como que ya no hay que ocultar nada, ya nos rompimos el corazón hace años, nos hicimos daño y nos dijimos cosas, pero eso es pasado. No sé si resurgirá otro tipo de amistad, porque confieso que al hablar con ella extrañé a esas dos chicas que regresaban juntas de la universidad y hablaban y hablaban de todo, y aunque es mera nostalgia me hizo recordar las buenas cosas. El tiempo lo dirá y sí pasa qué bueno y si no pasa, pues no pasa nada. Ya no estoy enojada.
Y por fin aterricé mi primer proyecto fotográfico, y con ello he descubierto cosas de mí que no sabía y sobre todo una importante, descubrí una de mis formas de trabajar respecto a la fotografía, y eso me hace sentir que no todo en mi cabecita es mal viaje sino que también puedo concretar ideas de las cosas que me apasionan.
Y una más reciente, fue que corté mi cabello, bueno no fui yo, fue alguien más, sí, y estuvo muy cargado de significado el suceso que ya lo contaré después, sobre todo por mi historia con el cabello; ya me llegaba a la cintura.
Me siento mucho mejor, sé que aún soy un tanto frágil y vulnerable, pero también sé que hay una parte de mí muy fuerte que hace que esté viendo las cosas de otra manera. Entre terapias, chochos, cámara y dispersión tengo un muy buen humor del cual espero sacar el mejor provecho. Mientras esto, la aniñada Grimes, que me recuerda a mí en la universidad, osea, no porque me parezca, sino porque en la universidad me hubiera gustado harto esta morra.
Mi mood ya cambió cabrón, mucho. Han pasado varias cosas para que eso haya sucedido, desde abril que no escribía, entonces sí ya tiene ratito. En ese mes regresé con G, para no perder la costumbre de la extrañeza de nuestra relación, el regreso se dio de una forma un tanto inesperada pero agradable, por fin nos dijimos 'te amo', y pues ahí vamos, le estamos echando ganitas, estoy contenta y tranquila y la ansiedad ya está más domada. No fue arte de magia que la ansiedad se haya domado, no, me tomó por sorpresa también, pero ha sido una agradable sorpresa; creo que ha sido el resultado de arduo trabajo personal, entre terapias y autoterapias como esta, y el hablar y hablar con las personas que realmente nos importan y les importamos; y una muy importante, el aceptarme como soy y aprender de ello. Suena fácil y a cliché de libro de autoayuda, pero es cierto, de verdad que lo es, y lo dice la reina de la ansiedad del oriente de la Ciudad de México. Pues me acepté, así tal cual, ansiosa, pica piedrita de las cosas, mal viajada, aplazadora, dalevueltas a todo, procrastinadora, tomadora de todo personal y, creo que ya. Pero más allá de descalificativos, es cómo soy, y, no está 'mal' ser así. Un día en sesión, M con sus frases tan certeras como siempre, me dejó pensando harto sobre mí misma, yo decía "¿por qué le doy tantas vueltas a todo y me malviajo?", ella respondió, "porque así funcionas", zaz. Y pues sí, así funciono, sólo que no sabía como moderar ese 'funcionamiento', y bueno, aún no lo sé del todo, estoy empezando, pero vaya que la punta del iceberg fue muy reveladora. Más allá de ser infeliz con esas mmm 'descripciones' mías, me puse a pensar (claro, tenía que darle vueltas, obviooo) en cómo hacer para que eso me dejara de torturar. Digo a los 31 años está doblemente cabrón cambiar el chip que uno trae desde la niñez; sí se pueden modificar unas cosas pero cambiar tooodo, pues ejem, yo creo que sólo yendose a la India o al Tibet. Creo que todo está en cambiarse de lugar, en ver con 'nuevos' ojos lo mismo, digo aunque literalmente sean los mismos ojos, en entender que de las crisis personales donde aflora lo peor de nosotros, lo que vendrá será algo bueno, como dice el dicho "después de la tormenta viene la calma", y en sí en darse cuenta de que "somos lo que hacemos" como bien me dijo mi amiga-sanadora Nt.
También comencé a acercarme de nuevo a esa ex amiga del post 18, y aunque ya no somos amigas, existe un gran cariño. Sí la amistad se terminó, pero ahora somos otras personas, ya no somos chavitas veinteañeras y estamos en momentos diferentes de la vida, nos sentí más sinceras, como que ya no hay que ocultar nada, ya nos rompimos el corazón hace años, nos hicimos daño y nos dijimos cosas, pero eso es pasado. No sé si resurgirá otro tipo de amistad, porque confieso que al hablar con ella extrañé a esas dos chicas que regresaban juntas de la universidad y hablaban y hablaban de todo, y aunque es mera nostalgia me hizo recordar las buenas cosas. El tiempo lo dirá y sí pasa qué bueno y si no pasa, pues no pasa nada. Ya no estoy enojada.
Y por fin aterricé mi primer proyecto fotográfico, y con ello he descubierto cosas de mí que no sabía y sobre todo una importante, descubrí una de mis formas de trabajar respecto a la fotografía, y eso me hace sentir que no todo en mi cabecita es mal viaje sino que también puedo concretar ideas de las cosas que me apasionan.
Y una más reciente, fue que corté mi cabello, bueno no fui yo, fue alguien más, sí, y estuvo muy cargado de significado el suceso que ya lo contaré después, sobre todo por mi historia con el cabello; ya me llegaba a la cintura.
Me siento mucho mejor, sé que aún soy un tanto frágil y vulnerable, pero también sé que hay una parte de mí muy fuerte que hace que esté viendo las cosas de otra manera. Entre terapias, chochos, cámara y dispersión tengo un muy buen humor del cual espero sacar el mejor provecho. Mientras esto, la aniñada Grimes, que me recuerda a mí en la universidad, osea, no porque me parezca, sino porque en la universidad me hubiera gustado harto esta morra.
jueves, 24 de abril de 2014
18
Las relaciones humanas se acaban, de cualquier tipo. En la vida, todo tipo de relación puede acabar, amorosa, laboral, de amistad y familiar. La ley de la vida así lo dice, imposibilitándonos a prolongarlas por siempre. Todo inicia y termina, a veces sin darnos cuenta y otras muy conscientes de ello.
He terminado todo tipo de relaciones, excepto la familiar, bueno, salvo las que se han terminado por la muerte de alguien, pero han sido los abuelos los que han partido, entonces es diferente el asunto. Pero cuando decidí terminar una amistad, tuve la sensación de que mi idea de la amistad por siempre era muy similar a la del amor por siempre. El "siempre" termina cuando uno se mueve de lugar, no sólo en sentido literal, sino más atinadamente en el figurado. Cuando uno se mueve de lugar mentalmente, cuando uno voltea los ojos hacia otro lado, es capaz de terminar las cosas, de decir que se quiere ir hacia un nuevo horizonte y sé es capaz de dejar lo que ya no encaja más con nosotros mismos y que no forzozamente tiene que ser negativo eso que se deja. Uno está en constante cambio, y así es; la escencia de cada quien permanece, pero incluso en el mismo lugar podemos estar dando varias vueltas.
La relación de amistad que terminé fue con Ma. Y aquí como vil telenovela, fue, sí, por un hombre. La historia un tanto enredada, se remonta a los años de universidad, y mi relación con ella la terminé hace casi ya 3 años cuando se destapó todo.
El asunto fue así. Tuve un amorío con su actual novio con el que ya lleva unos ¿5-6 años? o algo así, pero no fue mientras ellos estaban juntos. Los 3 fuimos en la misma universidad, y yo lo conocí primero; fuimos compañeros de grupo un año y pues había interés mutuo, gusto físico y cierta química cuando charlábamos. Pero yo tenía novio, estaba con R. El muchacho Al era simpático y de esos que les cae bien a todo mundo, y Ma decía que también le parecía lindo. En fin, que en esos años universitarios en una de tantas fiestas, el muchacho y yo nos besuqueamos en la borrachera, tenía que pasar, nos teníamos ganas. Pero en eso se quedó, yo sólo quería unos besos, pues aunque me gustaba Al, mi corazón estaba con R; lo tuve muy claro, se lo dije a Al y nadie hizo mayor lío, y ya. A los pocos meses o al año tal vez, resultó que Ma y Al empezaron a salir y después a "andar". A todos nos sorprendió la parejita pues creíamos que eran muy diferentes, pero bueno, si ellos se querían y gustaban pues estaba bien.
Pasaron un par de años, ellos terminaron y cada uno anduvo con alguien más, todo esto ya fuera de la universidad. Yo estaba en una separación de R y en vías de explorar nuevos horizontes, y entonces, zaz, que me encuentro por ahí en la calle a Al, y bueno, le brillaron los ojitos cuando supo que yo ya no tenía novio, él sí tenía chica, pero mi yo de ese entonces dijo ¿por qué no?. Y se lo dejé claro, yo no quiero noviecito, yo sólo quiero aventura, así que papas, le entramos al deseo carnal. Pero todo fue muy incómodo y embarazoso. Sí, la química sexual entre él y yo nomás no se daba, y pues... yo no sabía qué hacer, me caía muy chido, el faje era bueno, pero a la hora de la hora nomás no. Así pasa a veces. Y para colmo él había cortado a la novia en turno porque se emocionó conmigo.
Total que tratamos un poco más y no sabíamos si decirle a Ma del asunto. Yo la neta no me aguanté y le dije. Pensando en que Al para ella era tema superado, y portándome un tanto despreocupada del asunto creí que ella lo tomaría rélax. Y sí, lo tomó rélax, en apariencia, porque aunque le pregunté mil veces si no había problema ella lo negó, pero ahora sé que en el fondo me tuvo el mayor de los desprecios y me 'detestó', tal cual me lo dijo después. Error, gran error, enorme error.
El asunto entre Al y yo no prosperó como era de esperarse, la verdad es que sin sexo estábamos mejor, y simplemente tratamos de ser amigos, aunque con el tiempo la amistad se disipó, supongo que por obvias razones. Ma y yo de repente tuvimos un alejamiento, yo en realidad no sabía por qué, de verdad, siempre le pregunté que pasaba y nunca dijo nada. Hasta 5 años después un día en mi casa me confesó todo. Estábamos pachecas, y tal vez eso le soltó la lengua. Yo recién había formalizado mi relación con G y digamos que estaba en plena digestión de que por fin ya estábamos juntos, cuando ella me dijo que durante 5 años me había detestado y había sido hipócrita y muy buena actriz fingiendo que no pasaba nada pero siempre con la falta de valor de decirme la verdad, que era que le molestó de sobremanera que me haya enrededado con Al aún cuando ellos no eran pareja y estaban con otras personas. Me sentí la persona más miserable y mierda del mundo, ella se encargó de hacerme sentir así. Así que ahora estaba en una doble digestión. En esos momentos ella y Al ya eran novios de nuevo después de una serie de altibajos, llevaban otra vez un par de años o un poco más.
Después de sentirme así durante unos días, pensé en qué había sido peor, si su silencio durante 5 años o mi imprudencia por enredarme con el ex y después actual pareja de mi hasta entonces amiga. No lo supe bien. Pero me guié por mi conciencia e intuición. Uno, ellos no estaban juntos, en todo caso la que debía odiarme más era la novia de él en ese momento. Dos, tuve el valor de decirle del hecho y estar como perro faldero preguntándole que le pasaba. Tres, nadie me iba a ir a decir y hacer sentir detestable en mi propia casa, cuando ese alguien no tuvo los calzones de hacerlo en otro momento, durante ¡5años! y en otro lugar y sin pachequez, y eso sí es chafísima. Ese día terminé llorando a mares y pidiéndole perdón a Ma. Pero después de reflexionar, escribirle una carta diciéndole que dejaramos que el tiempo nos acomodara como tuviera que ser, hablar con ella tranqui y sin pachequez mirándola a los ojos y decirle " mira, pasado es pasado y ya no existe, tú estás con él, súperalo y disfruta tu vida y tu relación, y ya la vida y nosotras sabremos si volveremos a recuperar esa amistad", me di cuenta de que en el fondo no quería ser su amiga, sólo tenía nostalgia por los tan buenos momentos que pasamos juntas. Decidí que no quería ser amiga de alguien que no podía superar algo que ni a mi misma me causaba conflicto, que ese era su problema y no mío. Que la cagué como muchas veces y como muchos otros, pero que en realidad Al había demostrado que era con ella con quién quería estar y que eso superaba nuestros malos acostones. Decidí que mi relación de amistad con ella se había terminado. Nos seguimos encontrando esporádicamente por los amigos en común, pero bueno, sólo nos saludamos cordialmente y ya. Y sí, obviamente, Al, sólo me dice un 'hola, adiós' y no pasa ni un minuto platicando conmigo aunque haya cientos de personas.
Yo, ya me he movido de lugar, de ese pasado.
He terminado todo tipo de relaciones, excepto la familiar, bueno, salvo las que se han terminado por la muerte de alguien, pero han sido los abuelos los que han partido, entonces es diferente el asunto. Pero cuando decidí terminar una amistad, tuve la sensación de que mi idea de la amistad por siempre era muy similar a la del amor por siempre. El "siempre" termina cuando uno se mueve de lugar, no sólo en sentido literal, sino más atinadamente en el figurado. Cuando uno se mueve de lugar mentalmente, cuando uno voltea los ojos hacia otro lado, es capaz de terminar las cosas, de decir que se quiere ir hacia un nuevo horizonte y sé es capaz de dejar lo que ya no encaja más con nosotros mismos y que no forzozamente tiene que ser negativo eso que se deja. Uno está en constante cambio, y así es; la escencia de cada quien permanece, pero incluso en el mismo lugar podemos estar dando varias vueltas.
La relación de amistad que terminé fue con Ma. Y aquí como vil telenovela, fue, sí, por un hombre. La historia un tanto enredada, se remonta a los años de universidad, y mi relación con ella la terminé hace casi ya 3 años cuando se destapó todo.
El asunto fue así. Tuve un amorío con su actual novio con el que ya lleva unos ¿5-6 años? o algo así, pero no fue mientras ellos estaban juntos. Los 3 fuimos en la misma universidad, y yo lo conocí primero; fuimos compañeros de grupo un año y pues había interés mutuo, gusto físico y cierta química cuando charlábamos. Pero yo tenía novio, estaba con R. El muchacho Al era simpático y de esos que les cae bien a todo mundo, y Ma decía que también le parecía lindo. En fin, que en esos años universitarios en una de tantas fiestas, el muchacho y yo nos besuqueamos en la borrachera, tenía que pasar, nos teníamos ganas. Pero en eso se quedó, yo sólo quería unos besos, pues aunque me gustaba Al, mi corazón estaba con R; lo tuve muy claro, se lo dije a Al y nadie hizo mayor lío, y ya. A los pocos meses o al año tal vez, resultó que Ma y Al empezaron a salir y después a "andar". A todos nos sorprendió la parejita pues creíamos que eran muy diferentes, pero bueno, si ellos se querían y gustaban pues estaba bien.
Pasaron un par de años, ellos terminaron y cada uno anduvo con alguien más, todo esto ya fuera de la universidad. Yo estaba en una separación de R y en vías de explorar nuevos horizontes, y entonces, zaz, que me encuentro por ahí en la calle a Al, y bueno, le brillaron los ojitos cuando supo que yo ya no tenía novio, él sí tenía chica, pero mi yo de ese entonces dijo ¿por qué no?. Y se lo dejé claro, yo no quiero noviecito, yo sólo quiero aventura, así que papas, le entramos al deseo carnal. Pero todo fue muy incómodo y embarazoso. Sí, la química sexual entre él y yo nomás no se daba, y pues... yo no sabía qué hacer, me caía muy chido, el faje era bueno, pero a la hora de la hora nomás no. Así pasa a veces. Y para colmo él había cortado a la novia en turno porque se emocionó conmigo.
Total que tratamos un poco más y no sabíamos si decirle a Ma del asunto. Yo la neta no me aguanté y le dije. Pensando en que Al para ella era tema superado, y portándome un tanto despreocupada del asunto creí que ella lo tomaría rélax. Y sí, lo tomó rélax, en apariencia, porque aunque le pregunté mil veces si no había problema ella lo negó, pero ahora sé que en el fondo me tuvo el mayor de los desprecios y me 'detestó', tal cual me lo dijo después. Error, gran error, enorme error.
El asunto entre Al y yo no prosperó como era de esperarse, la verdad es que sin sexo estábamos mejor, y simplemente tratamos de ser amigos, aunque con el tiempo la amistad se disipó, supongo que por obvias razones. Ma y yo de repente tuvimos un alejamiento, yo en realidad no sabía por qué, de verdad, siempre le pregunté que pasaba y nunca dijo nada. Hasta 5 años después un día en mi casa me confesó todo. Estábamos pachecas, y tal vez eso le soltó la lengua. Yo recién había formalizado mi relación con G y digamos que estaba en plena digestión de que por fin ya estábamos juntos, cuando ella me dijo que durante 5 años me había detestado y había sido hipócrita y muy buena actriz fingiendo que no pasaba nada pero siempre con la falta de valor de decirme la verdad, que era que le molestó de sobremanera que me haya enrededado con Al aún cuando ellos no eran pareja y estaban con otras personas. Me sentí la persona más miserable y mierda del mundo, ella se encargó de hacerme sentir así. Así que ahora estaba en una doble digestión. En esos momentos ella y Al ya eran novios de nuevo después de una serie de altibajos, llevaban otra vez un par de años o un poco más.
Después de sentirme así durante unos días, pensé en qué había sido peor, si su silencio durante 5 años o mi imprudencia por enredarme con el ex y después actual pareja de mi hasta entonces amiga. No lo supe bien. Pero me guié por mi conciencia e intuición. Uno, ellos no estaban juntos, en todo caso la que debía odiarme más era la novia de él en ese momento. Dos, tuve el valor de decirle del hecho y estar como perro faldero preguntándole que le pasaba. Tres, nadie me iba a ir a decir y hacer sentir detestable en mi propia casa, cuando ese alguien no tuvo los calzones de hacerlo en otro momento, durante ¡5años! y en otro lugar y sin pachequez, y eso sí es chafísima. Ese día terminé llorando a mares y pidiéndole perdón a Ma. Pero después de reflexionar, escribirle una carta diciéndole que dejaramos que el tiempo nos acomodara como tuviera que ser, hablar con ella tranqui y sin pachequez mirándola a los ojos y decirle " mira, pasado es pasado y ya no existe, tú estás con él, súperalo y disfruta tu vida y tu relación, y ya la vida y nosotras sabremos si volveremos a recuperar esa amistad", me di cuenta de que en el fondo no quería ser su amiga, sólo tenía nostalgia por los tan buenos momentos que pasamos juntas. Decidí que no quería ser amiga de alguien que no podía superar algo que ni a mi misma me causaba conflicto, que ese era su problema y no mío. Que la cagué como muchas veces y como muchos otros, pero que en realidad Al había demostrado que era con ella con quién quería estar y que eso superaba nuestros malos acostones. Decidí que mi relación de amistad con ella se había terminado. Nos seguimos encontrando esporádicamente por los amigos en común, pero bueno, sólo nos saludamos cordialmente y ya. Y sí, obviamente, Al, sólo me dice un 'hola, adiós' y no pasa ni un minuto platicando conmigo aunque haya cientos de personas.
Yo, ya me he movido de lugar, de ese pasado.
viernes, 14 de marzo de 2014
17
No tenía mucho que había descubierto a Juliette & The Licks, la primer banda musical de la actriz estadounidense Juliette Lewis, cuando conocí a A. Desde el primer momento nuestras miradas se cruzaron. Ha sido una de las pocas veces en que he sentido el poder de una mirada; directa, fuerte y llena de deseo inmediato.
Los dos estábamos inscritos en un taller de diseño editorial en un departamento del centro histórico del D.F. Me puse nerviosa. Era muy claro que me gustaba; atracción inmediata por parte de ambos. Si ese había sido el primer síntoma, ¿que seguía después?, no lo tenía muy claro, sólo sabía que algo pasaría.
Y para mí, en esos momentos con A, inició la era en donde la "virtualidad" haría de las suyas, comenzaba la era del Skype y el MSN todavía no estaba en decadencia. Acercamientos íntimos sin contacto físico (aún). Hasta que sucedió.
Y no, 7 años después, la historia no termina en aquel 2007 en el cual cumplí un cuarto de siglo de existencia.
Los dos estábamos inscritos en un taller de diseño editorial en un departamento del centro histórico del D.F. Me puse nerviosa. Era muy claro que me gustaba; atracción inmediata por parte de ambos. Si ese había sido el primer síntoma, ¿que seguía después?, no lo tenía muy claro, sólo sabía que algo pasaría.
Y para mí, en esos momentos con A, inició la era en donde la "virtualidad" haría de las suyas, comenzaba la era del Skype y el MSN todavía no estaba en decadencia. Acercamientos íntimos sin contacto físico (aún). Hasta que sucedió.
Y no, 7 años después, la historia no termina en aquel 2007 en el cual cumplí un cuarto de siglo de existencia.
sábado, 8 de marzo de 2014
16
Nací en el limbo. En el limbo de dos seres muy jóvenes que creyeron amarse porque así debía de ser. Sólo mi madre, al parecer, fue quien sintió ese amor real. Mi vida ha estado en el limbo, ahí nací, en él crecí y en él sigo; sin quererlo.
Mi padre quería un varón como primogénito. Nací mujer. Desde mi llegada al mundo, esa bebé que fui, estuvo despegada de sus padres. Mi madre no me tuvo en sus brazos hasta el otro día porque no tenía leche para darme. Mi padre, seguramente, tenía sentimientos encontrados, emoción y decepción al mismo tiempo, tal vez tampoco me abrazó desde el inicio; quería a ese bebé porque era suyo, pero él quería un niño, no una niña; mi madre cuenta que tardó en apegarse a mí. Estuve en el limbo de los cuneros, sin mis padres cerca en mis primeras horas de vida.
En el limbo.
No sé sí con el psicoanálisis y el regresar al pasado, al inicio de mis días en el mundo, me esté ayudando realmente a sanar. Creo que sí, y más tarde lo sabré con más certeza. Al menos ya me di cuenta que mi vida ha sido un limbo y que sigo en él; pero ahora por cuenta propia, porque me he acostumbrado tanto a él que ya ni siquiera me daba cuenta de su atmósfera; sólo sentía que algo no andaba bien, que algo comenzaba a asfixiarme. Y luego el colapso. Y sí, ha sido doloroso saber los detalles de mi nacimiento, de la hipoxia emocional con la que mis padres me recibieron.
El torbellino de este último año me ha servido para darme cuenta de que no soy feliz en el limbo; si lo fuera, ninguna de estas palabras tendrían sentido ahora. Pero ya me di cuenta. En algún momento de la vida adulta creé mi propio limbo, me envolvió, me hizo infeliz; ahora quiero dejarlo, romper el paradigma que ha marcado mi vida desde mi nacimiento. No exagero, ni me compré totalmente ideas psicoanalíticas, ni cósmicas, ni nada simililar. Simplemente es mi sentir, que es mucho y eso no me engaña. Nunca me he caracterizado por ser optimista, es más, soy muy pesimista. Pero la vida y las personas que me he topado en ella, incluida yo misma en esta versión revisada, me han dejado saber, que los paradigmas son para romperse, para quemar los cachitos que queden y que las cenizas se las llevará el viento, para disiparlas y desaparecerlas. Y así no habrá más limbo.
Mi padre quería un varón como primogénito. Nací mujer. Desde mi llegada al mundo, esa bebé que fui, estuvo despegada de sus padres. Mi madre no me tuvo en sus brazos hasta el otro día porque no tenía leche para darme. Mi padre, seguramente, tenía sentimientos encontrados, emoción y decepción al mismo tiempo, tal vez tampoco me abrazó desde el inicio; quería a ese bebé porque era suyo, pero él quería un niño, no una niña; mi madre cuenta que tardó en apegarse a mí. Estuve en el limbo de los cuneros, sin mis padres cerca en mis primeras horas de vida.
En el limbo.
No sé sí con el psicoanálisis y el regresar al pasado, al inicio de mis días en el mundo, me esté ayudando realmente a sanar. Creo que sí, y más tarde lo sabré con más certeza. Al menos ya me di cuenta que mi vida ha sido un limbo y que sigo en él; pero ahora por cuenta propia, porque me he acostumbrado tanto a él que ya ni siquiera me daba cuenta de su atmósfera; sólo sentía que algo no andaba bien, que algo comenzaba a asfixiarme. Y luego el colapso. Y sí, ha sido doloroso saber los detalles de mi nacimiento, de la hipoxia emocional con la que mis padres me recibieron.
El torbellino de este último año me ha servido para darme cuenta de que no soy feliz en el limbo; si lo fuera, ninguna de estas palabras tendrían sentido ahora. Pero ya me di cuenta. En algún momento de la vida adulta creé mi propio limbo, me envolvió, me hizo infeliz; ahora quiero dejarlo, romper el paradigma que ha marcado mi vida desde mi nacimiento. No exagero, ni me compré totalmente ideas psicoanalíticas, ni cósmicas, ni nada simililar. Simplemente es mi sentir, que es mucho y eso no me engaña. Nunca me he caracterizado por ser optimista, es más, soy muy pesimista. Pero la vida y las personas que me he topado en ella, incluida yo misma en esta versión revisada, me han dejado saber, que los paradigmas son para romperse, para quemar los cachitos que queden y que las cenizas se las llevará el viento, para disiparlas y desaparecerlas. Y así no habrá más limbo.
martes, 25 de febrero de 2014
15
Voy partiendo, es la hora; no hay otra opción.
Me apresuro a guardar las últimas cosas en la bolsa de mano.
Me acuesto en tu cama, en donde dormimos y amanecimos estos años.
Me voy y tú llegas.
Hay tanto qué decir, pero no lo decimos.
Me apresuro a guardar las últimas cosas en la bolsa de mano.
Me acuesto en tu cama, en donde dormimos y amanecimos estos años.
Me voy y tú llegas.
Hay tanto qué decir, pero no lo decimos.
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