Yo debería estar escribiendo otra cosa. Tendría que estar terminando mi ensayo de La Ley Federal de Derecho de Autor, para un examen de la interminable universidad. Ya sólo me faltan 3 materias, y una de ellas pide ese ensayo, ya casi acabo. Pero no, vine aquí a escribir. No está en el olvido el blog, pero sí poco atendido; de que hay de qué escribir hay y mucho, pero hoy al leer ciertas notas y cosas en internet, decidí que aunque tuviera que escribir hartas cosas de la ley esa, me iba a hacer una pausa para escribir aquí, es que es como una necesidad secundaria. Y es que se transformó de necesidad primaria a necesidad secundaria, no la demérito, es muy importante, pero hubo un cambio en mí en los últimos meses. Ahí va.
Mi mood ya cambió cabrón, mucho. Han pasado varias cosas para que eso haya sucedido, desde abril que no escribía, entonces sí ya tiene ratito. En ese mes regresé con G, para no perder la costumbre de la extrañeza de nuestra relación, el regreso se dio de una forma un tanto inesperada pero agradable, por fin nos dijimos 'te amo', y pues ahí vamos, le estamos echando ganitas, estoy contenta y tranquila y la ansiedad ya está más domada. No fue arte de magia que la ansiedad se haya domado, no, me tomó por sorpresa también, pero ha sido una agradable sorpresa; creo que ha sido el resultado de arduo trabajo personal, entre terapias y autoterapias como esta, y el hablar y hablar con las personas que realmente nos importan y les importamos; y una muy importante, el aceptarme como soy y aprender de ello. Suena fácil y a cliché de libro de autoayuda, pero es cierto, de verdad que lo es, y lo dice la reina de la ansiedad del oriente de la Ciudad de México. Pues me acepté, así tal cual, ansiosa, pica piedrita de las cosas, mal viajada, aplazadora, dalevueltas a todo, procrastinadora, tomadora de todo personal y, creo que ya. Pero más allá de descalificativos, es cómo soy, y, no está 'mal' ser así. Un día en sesión, M con sus frases tan certeras como siempre, me dejó pensando harto sobre mí misma, yo decía "¿por qué le doy tantas vueltas a todo y me malviajo?", ella respondió, "porque así funcionas", zaz. Y pues sí, así funciono, sólo que no sabía como moderar ese 'funcionamiento', y bueno, aún no lo sé del todo, estoy empezando, pero vaya que la punta del iceberg fue muy reveladora. Más allá de ser infeliz con esas mmm 'descripciones' mías, me puse a pensar (claro, tenía que darle vueltas, obviooo) en cómo hacer para que eso me dejara de torturar. Digo a los 31 años está doblemente cabrón cambiar el chip que uno trae desde la niñez; sí se pueden modificar unas cosas pero cambiar tooodo, pues ejem, yo creo que sólo yendose a la India o al Tibet. Creo que todo está en cambiarse de lugar, en ver con 'nuevos' ojos lo mismo, digo aunque literalmente sean los mismos ojos, en entender que de las crisis personales donde aflora lo peor de nosotros, lo que vendrá será algo bueno, como dice el dicho "después de la tormenta viene la calma", y en sí en darse cuenta de que "somos lo que hacemos" como bien me dijo mi amiga-sanadora Nt.
También comencé a acercarme de nuevo a esa ex amiga del post 18, y aunque ya no somos amigas, existe un gran cariño. Sí la amistad se terminó, pero ahora somos otras personas, ya no somos chavitas veinteañeras y estamos en momentos diferentes de la vida, nos sentí más sinceras, como que ya no hay que ocultar nada, ya nos rompimos el corazón hace años, nos hicimos daño y nos dijimos cosas, pero eso es pasado. No sé si resurgirá otro tipo de amistad, porque confieso que al hablar con ella extrañé a esas dos chicas que regresaban juntas de la universidad y hablaban y hablaban de todo, y aunque es mera nostalgia me hizo recordar las buenas cosas. El tiempo lo dirá y sí pasa qué bueno y si no pasa, pues no pasa nada. Ya no estoy enojada.
Y por fin aterricé mi primer proyecto fotográfico, y con ello he descubierto cosas de mí que no sabía y sobre todo una importante, descubrí una de mis formas de trabajar respecto a la fotografía, y eso me hace sentir que no todo en mi cabecita es mal viaje sino que también puedo concretar ideas de las cosas que me apasionan.
Y una más reciente, fue que corté mi cabello, bueno no fui yo, fue alguien más, sí, y estuvo muy cargado de significado el suceso que ya lo contaré después, sobre todo por mi historia con el cabello; ya me llegaba a la cintura.
Me siento mucho mejor, sé que aún soy un tanto frágil y vulnerable, pero también sé que hay una parte de mí muy fuerte que hace que esté viendo las cosas de otra manera. Entre terapias, chochos, cámara y dispersión tengo un muy buen humor del cual espero sacar el mejor provecho. Mientras esto, la aniñada Grimes, que me recuerda a mí en la universidad, osea, no porque me parezca, sino porque en la universidad me hubiera gustado harto esta morra.
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