GJ es mi amiga, es filósofa y recién es madre. Ha nacido su primogénita, y creo que es la primera vez que me siento feliz por el nacimiento de alguien. Lo sé, puedo parecer un tanto amargada, o quizá es que no tengo ese instinto maternal de la mayoría de las mujeres que se descubre cada vez que llega un bebé al mundo.
Me gusta decir que es filósofa, no sé por qué. No es presunción, tal vez es porque la admiro. Es de mis grandes amigas, una de las más antiguas; nos conocemos desde los 17 años. Aunque no nos frecuentamos tanto como quisiéramos es alguien que siento presente. Cada vez que hablo con ella me siento cobijada por su sabiduría, creo por eso me gusta decir que es filósofa, porque la considero sabia y no creo que sea en sí por la filosofía, simplemente es su esencia. Siempre la he admirado, y ahora más, es de las pocas personas -que conozco- que es congruente con su vida, liga su pensamiento con sus actos y con su espíritu.
En la preparatoria siempre creí que ella no se casaría ni tendría hijos, la veía de cierto modo 'radical'. Creía que alguien que estudiaría filosofía sólo se dedicaría a pensar y a complicarse la existencia; tenía también la imagen de una de mis profesoras que me han marcado en la vida. Sí, la maestra de filosofía; curiosamente los maestros de las materias de humanidades, en la etapa de bachiller, son los que más me significaron, a excepción de uno de matemáticas en el primer año. La maestra L tenía treinta y tantos en aquel último año de la prepa, el mismo cuando conocí a GJ. Veía a la maestra con cierto halo de sabiduría y misterio; era filósofa, estaba casada y no tenía hijos, lo había decidido, no sé sí por su cuenta o junto con su marido; nunca nos dijo la razón exacta del por qué de su decisión; quizá sus jóvenes alumnas no lo entenderíamos. Eso me impactó. ¿Cómo alguien, una mujer, no deseaba tener hijos? Seguro era porque es filósofa, pensé, y creí ese cliché. 'Pinche filosofía, sí está cabrona para que una mujer no quiera tener hijos', me decía a mi misma. Desde ahí, esa posibilidad de no ser madre se insertó en mí, y aún sigo con ella, cada vez más como un hecho. Y creo que por eso ligué a mi amiga GJ a la imagen de mujer filósofa que no es madre. Error. De las 5 amigas que fuimos en la preparatoria, y de las 3 que nos seguimos frecuentando, GJ es la que se casó primero, eso sí, después de terminar la licentciatura. Me sorprendí, pero después comprendí que mi idea preparatoriana sobre ella, era eso, una idea preparatoriana. Y ahora, de las 3 que seguimos en contacto, A, GJ y yo, ella es la primera en tener un hijo, tres años después de haberse casado. Y se ve y es feliz. Su marido también es filósofo, y lejos de que se quiebren la cabeza 'pensando' como se cree de los filósofos, son personas que actuan, que viven lo que sienten, lo que piensan. Para mí, ella es un claro ejemplo de como sí se puede encausar la naturaleza personal hacia la forma de vida que más nos haga felices, no importa cuál sea, de la vida con amor. Antes mi grinchismo me hacía relegar y refunfuñar de quienes se casaban y tenían hijos. Y aunque no estoy a favor de ninguna de las dos cosas para mí, ya no refunfuño de los demás. GJ me ha enseñado que darse el tiempo de pensar, sentir, disfrutar, actuar, y simplemente de vivir lo que se quiera es una muy buena opción, creo que la mejor de todas; y eso no lo dice la filósofa, me lo enseña la amiga, me lo dice su amistad.
Aquí, rumbo a su examen de grado de maestría, en C.U. Sí, lo presentó teniendo ya nueve meses de embarazo.
jueves, 16 de enero de 2014
martes, 14 de enero de 2014
11
Conocí a mi amante H en casa de mi amiga N. Es una casa vieja, grande, y con un aire de descuido y cálidez al mismo tiempo, que además sirve de galería de arte; viven varias personas entre veinte y treinta y tantos años; una especie de comuna posmoderna con trazadas individualidades y responsabilidades. Era una reunión que hacía N por el puro placer de reunirse y cocinar; ella partía o llegaba de Japón. Meses atrás G ya me había rechazado con mi cuestionamiento sobre qué éramos; me quedaba claro que ni amigos, ni amantes, ni 'novios' al cien por ciento, vaya, ni a medias.
Esa tarde que se convirtió en noche, me sentía libre, vulnerable, pero sobre todo seductora. Ví a H llegar y de inmediato algo de él llamó mi atención. Atracción animal pura. Un tanto 'fresa' pero buena onda es lo que primero pensé; 'fresa-hippie' me di cuenta luego. Atractivo, relajado, sincero y sonriente es lo que se destapó de él después. De repente estábamos sentados juntos. Platicamos. De repente bailabámos salsa. Lo besé sin titubear durante el baile, y después con la mayor seguridad, inversamente proporcional a mi vulnerabilidad por G, le dije ¿mi casa o tu casa?. Partimos minutos más tarde. Fue mi casa. Y sus visitas a mi casa se hicieron frecuentes durante unos cuantos meses más.
Uno de los tantos rincones de la casa de N.
Esa tarde que se convirtió en noche, me sentía libre, vulnerable, pero sobre todo seductora. Ví a H llegar y de inmediato algo de él llamó mi atención. Atracción animal pura. Un tanto 'fresa' pero buena onda es lo que primero pensé; 'fresa-hippie' me di cuenta luego. Atractivo, relajado, sincero y sonriente es lo que se destapó de él después. De repente estábamos sentados juntos. Platicamos. De repente bailabámos salsa. Lo besé sin titubear durante el baile, y después con la mayor seguridad, inversamente proporcional a mi vulnerabilidad por G, le dije ¿mi casa o tu casa?. Partimos minutos más tarde. Fue mi casa. Y sus visitas a mi casa se hicieron frecuentes durante unos cuantos meses más.
Uno de los tantos rincones de la casa de N.
10
Mi ansiedad me jugó rudo. La pinche ansiedad. No sé de dónde viene. Mi terapeuta M dice que eso es en lo que hay que enfocarse, saber de dónde, por qué; atacar al problema de raíz. Qué si de mi infancia, qué si de mi adolescencia, qué si del subconsciente, qué si el EVC de hace 9 años, qué si la epilepsia. Mi amiga A diría que Freud qué y que simplemente hago corto circuito y debo aprender a manejarlo. Lo cierto es que se origina ahí, justo ahí, en esa parte de mi mente en donde yo difícilmente -por ahora- tengo acceso. No sé cuándo, ni cómo, ni dónde y mucho menos con quién afloró. M y yo tenemos la sospecha de que surge de la áspera y tirante relación de toda la vida con mi padre.
Tenía varias semanas, y podría decir que un par de meses, que mi mente no volaba tan alto. Se desató en un reciente viernes de enero por la tarde cuando G me llamó por teléfono para que nos viéramos; tenía algo que decirme. Mi reacción después de la llamada fue en cadena: ansiedad, mente fuera de dominio, acción arrebatada, lapso indefinido de vuelo, activación de mecanismo de autocontrol, calma, aterrizaje. Accedí sin estar totalmente convencida. Nos vimos, charlamos, lloramos. Me pidió que volviera. Me negué. Y no por no amarlo, lo amo como desde cuando ya lo amaba y no lo sabía; sino porque no puedo volver si no hay un 'te amo' de su parte, de vuelta. En tres años no ha salido un 'te amo' de sus labios. Tiempo y distancia. Tiempo y distancia.
Abajo, el rayo de sol en la cobija y pared en una de tantas mañanas que amanecimos juntos.
Tenía varias semanas, y podría decir que un par de meses, que mi mente no volaba tan alto. Se desató en un reciente viernes de enero por la tarde cuando G me llamó por teléfono para que nos viéramos; tenía algo que decirme. Mi reacción después de la llamada fue en cadena: ansiedad, mente fuera de dominio, acción arrebatada, lapso indefinido de vuelo, activación de mecanismo de autocontrol, calma, aterrizaje. Accedí sin estar totalmente convencida. Nos vimos, charlamos, lloramos. Me pidió que volviera. Me negué. Y no por no amarlo, lo amo como desde cuando ya lo amaba y no lo sabía; sino porque no puedo volver si no hay un 'te amo' de su parte, de vuelta. En tres años no ha salido un 'te amo' de sus labios. Tiempo y distancia. Tiempo y distancia.
Abajo, el rayo de sol en la cobija y pared en una de tantas mañanas que amanecimos juntos.
sábado, 11 de enero de 2014
9
Fuimos a una fiesta de una amiga de G. Era 30 de julio de 2011 y ya habían pasado unos meses desde que penosamente lo enfrenté para preguntarle qué quería conmigo, y en donde negó querer 'algo más' después de estar saliendo medio año sin rumbo fijo y no sólo como mero disfrute carnal; por parte de G había señales confusas sobre la seriedad de nuestra 'relación-no relación'. Transcurrió la fiesta y partimos. Cenamos por ahí y decidimos caminar hacía su casa. Esa decisión cambió todo. Sufrimos un asalto terrible, pudimos haber muerto. Entrados en shock llegamos como pudimos al departamento. En el transcurso del tiempo, insomnes, charlamos y tratamos de calmarnos riendo de fotos chistosas de su infancia. En algún momento de las horas antes del alba salió otra vez nuestra 'no-relación'; G lo expuso. Y ahí, aún en la digestión del evento traumático, desnudos, con los primeros rayos de sol, decidimos que éramos una pareja. Una pareja formal. Tal vez el miedo nos unió, el mismo que nos separó años más tarde.
En esa fiesta escuhé por primera vez esta canción, en esa noche , antes de esa decisión.
En esa fiesta escuhé por primera vez esta canción, en esa noche , antes de esa decisión.
viernes, 10 de enero de 2014
8
Iré al estado sureño del país, Oaxaca, a vivir el idilio por unos días con JP. A ver qué pasa. Sólo quiero que pase.
miércoles, 8 de enero de 2014
lunes, 6 de enero de 2014
6
El día que me buscó R, después de 5 años de no tener ningún tipo de contacto, revisaba con detenimiento una foto rota en donde sólo estaba yo. La revisaba horas antes de su aparición; corté, años atrás, la parte donde él salía. Es el pedazo de una foto tomada en un salón de fiestas, de esas instantáneas que se venden ahí; era la boda de una de sus vecinas. Eso fue tal vez en el 2002, me veo tan joven, mi mirada era distinta. Eso fue hace 12 años. Y esa misma cantidad de años teníamos cuando nos conocimos y enamoramos, éramos unos niños; 19 años se cumplieron de aquel momento. Y sorpresivamente R se presentó al final del 2013.
5
La comodidad no está instalada en mí. Parece que sí, y por fuera sé que algunos lo creen. A los 31 años, ya no me molesta eso que piensan. Estoy saliendo de una gran crisis, no sé sí sea la 'crisis de los 30', pero sí ha sido una muy fuerte. Se juntó mi ruptura con G (una separación triste y dolorosa que duró meses), mi renuncia al trabajo para cuidar mi salud debido a un nuevo diagnóstico neurológico, mi determinación para por fin titularme de la licenciatura comprendiendo que necesitaba tiempo para ello, y por ende sin trabajo regresé a la casa materna. Pero más allá de sentirme una falla del cliché femenino posmoderno, en realidad me siento aliviada. Estoy en un oasis; pedí ayuda porque no sabía por dónde empezar a salir del debacle. Busqué el apoyo de quienes siempre han estado ahí y que a veces no los veo o no se hacen presente. Por primera vez en mi vida me siento cobijada por mi madre; sí, es a los treinta y algo que entiendo y siento lo que significa la 'familia', es la primera vez que mi madre es esa madre que nunca sentí durante las etapas tempranas de mi vida, es por primera vez que siento un amor puro e incondicional por parte de ella. Y estoy feliz por eso. Ese amor me está ayudando a sanar ese otro que no encontró el camino ni la fuerza para continuar. Eventualmete me iré y retomaré mi camino.
Todo el torbellino empezó en ese verano de 2013 en donde G y yo nos separamos.
Todo el torbellino empezó en ese verano de 2013 en donde G y yo nos separamos.
4
Sonaba Atlas de Battles en el auto, veníamos de regreso de la paya. El viaje en carretera de noche se volvió hipnotizante con la canción de fondo, el cielo estrellado y oscuro, el asfalto iluminado sólo por las luces del auto; nos movíamos al ritmo de la música. Como se comienza a hacer costumbre -mi costumbre- había ido a Oaxaca a depurarme, a salir del D.F., a dejar la memoria en el camino, a vaciar los recuerdos por un hombre. Era de R de quien me iba. Viajábamos mi gran amigo Ai, su amigo y el hermano de éste. Y llegaría D. Lo conocí en la noche de ese año nuevo de 2007-2008, en Oaxaca.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

