Yo debería estar escribiendo otra cosa. Tendría que estar terminando mi ensayo de La Ley Federal de Derecho de Autor, para un examen de la interminable universidad. Ya sólo me faltan 3 materias, y una de ellas pide ese ensayo, ya casi acabo. Pero no, vine aquí a escribir. No está en el olvido el blog, pero sí poco atendido; de que hay de qué escribir hay y mucho, pero hoy al leer ciertas notas y cosas en internet, decidí que aunque tuviera que escribir hartas cosas de la ley esa, me iba a hacer una pausa para escribir aquí, es que es como una necesidad secundaria. Y es que se transformó de necesidad primaria a necesidad secundaria, no la demérito, es muy importante, pero hubo un cambio en mí en los últimos meses. Ahí va.
Mi mood ya cambió cabrón, mucho. Han pasado varias cosas para que eso haya sucedido, desde abril que no escribía, entonces sí ya tiene ratito. En ese mes regresé con G, para no perder la costumbre de la extrañeza de nuestra relación, el regreso se dio de una forma un tanto inesperada pero agradable, por fin nos dijimos 'te amo', y pues ahí vamos, le estamos echando ganitas, estoy contenta y tranquila y la ansiedad ya está más domada. No fue arte de magia que la ansiedad se haya domado, no, me tomó por sorpresa también, pero ha sido una agradable sorpresa; creo que ha sido el resultado de arduo trabajo personal, entre terapias y autoterapias como esta, y el hablar y hablar con las personas que realmente nos importan y les importamos; y una muy importante, el aceptarme como soy y aprender de ello. Suena fácil y a cliché de libro de autoayuda, pero es cierto, de verdad que lo es, y lo dice la reina de la ansiedad del oriente de la Ciudad de México. Pues me acepté, así tal cual, ansiosa, pica piedrita de las cosas, mal viajada, aplazadora, dalevueltas a todo, procrastinadora, tomadora de todo personal y, creo que ya. Pero más allá de descalificativos, es cómo soy, y, no está 'mal' ser así. Un día en sesión, M con sus frases tan certeras como siempre, me dejó pensando harto sobre mí misma, yo decía "¿por qué le doy tantas vueltas a todo y me malviajo?", ella respondió, "porque así funcionas", zaz. Y pues sí, así funciono, sólo que no sabía como moderar ese 'funcionamiento', y bueno, aún no lo sé del todo, estoy empezando, pero vaya que la punta del iceberg fue muy reveladora. Más allá de ser infeliz con esas mmm 'descripciones' mías, me puse a pensar (claro, tenía que darle vueltas, obviooo) en cómo hacer para que eso me dejara de torturar. Digo a los 31 años está doblemente cabrón cambiar el chip que uno trae desde la niñez; sí se pueden modificar unas cosas pero cambiar tooodo, pues ejem, yo creo que sólo yendose a la India o al Tibet. Creo que todo está en cambiarse de lugar, en ver con 'nuevos' ojos lo mismo, digo aunque literalmente sean los mismos ojos, en entender que de las crisis personales donde aflora lo peor de nosotros, lo que vendrá será algo bueno, como dice el dicho "después de la tormenta viene la calma", y en sí en darse cuenta de que "somos lo que hacemos" como bien me dijo mi amiga-sanadora Nt.
También comencé a acercarme de nuevo a esa ex amiga del post 18, y aunque ya no somos amigas, existe un gran cariño. Sí la amistad se terminó, pero ahora somos otras personas, ya no somos chavitas veinteañeras y estamos en momentos diferentes de la vida, nos sentí más sinceras, como que ya no hay que ocultar nada, ya nos rompimos el corazón hace años, nos hicimos daño y nos dijimos cosas, pero eso es pasado. No sé si resurgirá otro tipo de amistad, porque confieso que al hablar con ella extrañé a esas dos chicas que regresaban juntas de la universidad y hablaban y hablaban de todo, y aunque es mera nostalgia me hizo recordar las buenas cosas. El tiempo lo dirá y sí pasa qué bueno y si no pasa, pues no pasa nada. Ya no estoy enojada.
Y por fin aterricé mi primer proyecto fotográfico, y con ello he descubierto cosas de mí que no sabía y sobre todo una importante, descubrí una de mis formas de trabajar respecto a la fotografía, y eso me hace sentir que no todo en mi cabecita es mal viaje sino que también puedo concretar ideas de las cosas que me apasionan.
Y una más reciente, fue que corté mi cabello, bueno no fui yo, fue alguien más, sí, y estuvo muy cargado de significado el suceso que ya lo contaré después, sobre todo por mi historia con el cabello; ya me llegaba a la cintura.
Me siento mucho mejor, sé que aún soy un tanto frágil y vulnerable, pero también sé que hay una parte de mí muy fuerte que hace que esté viendo las cosas de otra manera. Entre terapias, chochos, cámara y dispersión tengo un muy buen humor del cual espero sacar el mejor provecho. Mientras esto, la aniñada Grimes, que me recuerda a mí en la universidad, osea, no porque me parezca, sino porque en la universidad me hubiera gustado harto esta morra.
martes, 1 de julio de 2014
jueves, 24 de abril de 2014
18
Las relaciones humanas se acaban, de cualquier tipo. En la vida, todo tipo de relación puede acabar, amorosa, laboral, de amistad y familiar. La ley de la vida así lo dice, imposibilitándonos a prolongarlas por siempre. Todo inicia y termina, a veces sin darnos cuenta y otras muy conscientes de ello.
He terminado todo tipo de relaciones, excepto la familiar, bueno, salvo las que se han terminado por la muerte de alguien, pero han sido los abuelos los que han partido, entonces es diferente el asunto. Pero cuando decidí terminar una amistad, tuve la sensación de que mi idea de la amistad por siempre era muy similar a la del amor por siempre. El "siempre" termina cuando uno se mueve de lugar, no sólo en sentido literal, sino más atinadamente en el figurado. Cuando uno se mueve de lugar mentalmente, cuando uno voltea los ojos hacia otro lado, es capaz de terminar las cosas, de decir que se quiere ir hacia un nuevo horizonte y sé es capaz de dejar lo que ya no encaja más con nosotros mismos y que no forzozamente tiene que ser negativo eso que se deja. Uno está en constante cambio, y así es; la escencia de cada quien permanece, pero incluso en el mismo lugar podemos estar dando varias vueltas.
La relación de amistad que terminé fue con Ma. Y aquí como vil telenovela, fue, sí, por un hombre. La historia un tanto enredada, se remonta a los años de universidad, y mi relación con ella la terminé hace casi ya 3 años cuando se destapó todo.
El asunto fue así. Tuve un amorío con su actual novio con el que ya lleva unos ¿5-6 años? o algo así, pero no fue mientras ellos estaban juntos. Los 3 fuimos en la misma universidad, y yo lo conocí primero; fuimos compañeros de grupo un año y pues había interés mutuo, gusto físico y cierta química cuando charlábamos. Pero yo tenía novio, estaba con R. El muchacho Al era simpático y de esos que les cae bien a todo mundo, y Ma decía que también le parecía lindo. En fin, que en esos años universitarios en una de tantas fiestas, el muchacho y yo nos besuqueamos en la borrachera, tenía que pasar, nos teníamos ganas. Pero en eso se quedó, yo sólo quería unos besos, pues aunque me gustaba Al, mi corazón estaba con R; lo tuve muy claro, se lo dije a Al y nadie hizo mayor lío, y ya. A los pocos meses o al año tal vez, resultó que Ma y Al empezaron a salir y después a "andar". A todos nos sorprendió la parejita pues creíamos que eran muy diferentes, pero bueno, si ellos se querían y gustaban pues estaba bien.
Pasaron un par de años, ellos terminaron y cada uno anduvo con alguien más, todo esto ya fuera de la universidad. Yo estaba en una separación de R y en vías de explorar nuevos horizontes, y entonces, zaz, que me encuentro por ahí en la calle a Al, y bueno, le brillaron los ojitos cuando supo que yo ya no tenía novio, él sí tenía chica, pero mi yo de ese entonces dijo ¿por qué no?. Y se lo dejé claro, yo no quiero noviecito, yo sólo quiero aventura, así que papas, le entramos al deseo carnal. Pero todo fue muy incómodo y embarazoso. Sí, la química sexual entre él y yo nomás no se daba, y pues... yo no sabía qué hacer, me caía muy chido, el faje era bueno, pero a la hora de la hora nomás no. Así pasa a veces. Y para colmo él había cortado a la novia en turno porque se emocionó conmigo.
Total que tratamos un poco más y no sabíamos si decirle a Ma del asunto. Yo la neta no me aguanté y le dije. Pensando en que Al para ella era tema superado, y portándome un tanto despreocupada del asunto creí que ella lo tomaría rélax. Y sí, lo tomó rélax, en apariencia, porque aunque le pregunté mil veces si no había problema ella lo negó, pero ahora sé que en el fondo me tuvo el mayor de los desprecios y me 'detestó', tal cual me lo dijo después. Error, gran error, enorme error.
El asunto entre Al y yo no prosperó como era de esperarse, la verdad es que sin sexo estábamos mejor, y simplemente tratamos de ser amigos, aunque con el tiempo la amistad se disipó, supongo que por obvias razones. Ma y yo de repente tuvimos un alejamiento, yo en realidad no sabía por qué, de verdad, siempre le pregunté que pasaba y nunca dijo nada. Hasta 5 años después un día en mi casa me confesó todo. Estábamos pachecas, y tal vez eso le soltó la lengua. Yo recién había formalizado mi relación con G y digamos que estaba en plena digestión de que por fin ya estábamos juntos, cuando ella me dijo que durante 5 años me había detestado y había sido hipócrita y muy buena actriz fingiendo que no pasaba nada pero siempre con la falta de valor de decirme la verdad, que era que le molestó de sobremanera que me haya enrededado con Al aún cuando ellos no eran pareja y estaban con otras personas. Me sentí la persona más miserable y mierda del mundo, ella se encargó de hacerme sentir así. Así que ahora estaba en una doble digestión. En esos momentos ella y Al ya eran novios de nuevo después de una serie de altibajos, llevaban otra vez un par de años o un poco más.
Después de sentirme así durante unos días, pensé en qué había sido peor, si su silencio durante 5 años o mi imprudencia por enredarme con el ex y después actual pareja de mi hasta entonces amiga. No lo supe bien. Pero me guié por mi conciencia e intuición. Uno, ellos no estaban juntos, en todo caso la que debía odiarme más era la novia de él en ese momento. Dos, tuve el valor de decirle del hecho y estar como perro faldero preguntándole que le pasaba. Tres, nadie me iba a ir a decir y hacer sentir detestable en mi propia casa, cuando ese alguien no tuvo los calzones de hacerlo en otro momento, durante ¡5años! y en otro lugar y sin pachequez, y eso sí es chafísima. Ese día terminé llorando a mares y pidiéndole perdón a Ma. Pero después de reflexionar, escribirle una carta diciéndole que dejaramos que el tiempo nos acomodara como tuviera que ser, hablar con ella tranqui y sin pachequez mirándola a los ojos y decirle " mira, pasado es pasado y ya no existe, tú estás con él, súperalo y disfruta tu vida y tu relación, y ya la vida y nosotras sabremos si volveremos a recuperar esa amistad", me di cuenta de que en el fondo no quería ser su amiga, sólo tenía nostalgia por los tan buenos momentos que pasamos juntas. Decidí que no quería ser amiga de alguien que no podía superar algo que ni a mi misma me causaba conflicto, que ese era su problema y no mío. Que la cagué como muchas veces y como muchos otros, pero que en realidad Al había demostrado que era con ella con quién quería estar y que eso superaba nuestros malos acostones. Decidí que mi relación de amistad con ella se había terminado. Nos seguimos encontrando esporádicamente por los amigos en común, pero bueno, sólo nos saludamos cordialmente y ya. Y sí, obviamente, Al, sólo me dice un 'hola, adiós' y no pasa ni un minuto platicando conmigo aunque haya cientos de personas.
Yo, ya me he movido de lugar, de ese pasado.
He terminado todo tipo de relaciones, excepto la familiar, bueno, salvo las que se han terminado por la muerte de alguien, pero han sido los abuelos los que han partido, entonces es diferente el asunto. Pero cuando decidí terminar una amistad, tuve la sensación de que mi idea de la amistad por siempre era muy similar a la del amor por siempre. El "siempre" termina cuando uno se mueve de lugar, no sólo en sentido literal, sino más atinadamente en el figurado. Cuando uno se mueve de lugar mentalmente, cuando uno voltea los ojos hacia otro lado, es capaz de terminar las cosas, de decir que se quiere ir hacia un nuevo horizonte y sé es capaz de dejar lo que ya no encaja más con nosotros mismos y que no forzozamente tiene que ser negativo eso que se deja. Uno está en constante cambio, y así es; la escencia de cada quien permanece, pero incluso en el mismo lugar podemos estar dando varias vueltas.
La relación de amistad que terminé fue con Ma. Y aquí como vil telenovela, fue, sí, por un hombre. La historia un tanto enredada, se remonta a los años de universidad, y mi relación con ella la terminé hace casi ya 3 años cuando se destapó todo.
El asunto fue así. Tuve un amorío con su actual novio con el que ya lleva unos ¿5-6 años? o algo así, pero no fue mientras ellos estaban juntos. Los 3 fuimos en la misma universidad, y yo lo conocí primero; fuimos compañeros de grupo un año y pues había interés mutuo, gusto físico y cierta química cuando charlábamos. Pero yo tenía novio, estaba con R. El muchacho Al era simpático y de esos que les cae bien a todo mundo, y Ma decía que también le parecía lindo. En fin, que en esos años universitarios en una de tantas fiestas, el muchacho y yo nos besuqueamos en la borrachera, tenía que pasar, nos teníamos ganas. Pero en eso se quedó, yo sólo quería unos besos, pues aunque me gustaba Al, mi corazón estaba con R; lo tuve muy claro, se lo dije a Al y nadie hizo mayor lío, y ya. A los pocos meses o al año tal vez, resultó que Ma y Al empezaron a salir y después a "andar". A todos nos sorprendió la parejita pues creíamos que eran muy diferentes, pero bueno, si ellos se querían y gustaban pues estaba bien.
Pasaron un par de años, ellos terminaron y cada uno anduvo con alguien más, todo esto ya fuera de la universidad. Yo estaba en una separación de R y en vías de explorar nuevos horizontes, y entonces, zaz, que me encuentro por ahí en la calle a Al, y bueno, le brillaron los ojitos cuando supo que yo ya no tenía novio, él sí tenía chica, pero mi yo de ese entonces dijo ¿por qué no?. Y se lo dejé claro, yo no quiero noviecito, yo sólo quiero aventura, así que papas, le entramos al deseo carnal. Pero todo fue muy incómodo y embarazoso. Sí, la química sexual entre él y yo nomás no se daba, y pues... yo no sabía qué hacer, me caía muy chido, el faje era bueno, pero a la hora de la hora nomás no. Así pasa a veces. Y para colmo él había cortado a la novia en turno porque se emocionó conmigo.
Total que tratamos un poco más y no sabíamos si decirle a Ma del asunto. Yo la neta no me aguanté y le dije. Pensando en que Al para ella era tema superado, y portándome un tanto despreocupada del asunto creí que ella lo tomaría rélax. Y sí, lo tomó rélax, en apariencia, porque aunque le pregunté mil veces si no había problema ella lo negó, pero ahora sé que en el fondo me tuvo el mayor de los desprecios y me 'detestó', tal cual me lo dijo después. Error, gran error, enorme error.
El asunto entre Al y yo no prosperó como era de esperarse, la verdad es que sin sexo estábamos mejor, y simplemente tratamos de ser amigos, aunque con el tiempo la amistad se disipó, supongo que por obvias razones. Ma y yo de repente tuvimos un alejamiento, yo en realidad no sabía por qué, de verdad, siempre le pregunté que pasaba y nunca dijo nada. Hasta 5 años después un día en mi casa me confesó todo. Estábamos pachecas, y tal vez eso le soltó la lengua. Yo recién había formalizado mi relación con G y digamos que estaba en plena digestión de que por fin ya estábamos juntos, cuando ella me dijo que durante 5 años me había detestado y había sido hipócrita y muy buena actriz fingiendo que no pasaba nada pero siempre con la falta de valor de decirme la verdad, que era que le molestó de sobremanera que me haya enrededado con Al aún cuando ellos no eran pareja y estaban con otras personas. Me sentí la persona más miserable y mierda del mundo, ella se encargó de hacerme sentir así. Así que ahora estaba en una doble digestión. En esos momentos ella y Al ya eran novios de nuevo después de una serie de altibajos, llevaban otra vez un par de años o un poco más.
Después de sentirme así durante unos días, pensé en qué había sido peor, si su silencio durante 5 años o mi imprudencia por enredarme con el ex y después actual pareja de mi hasta entonces amiga. No lo supe bien. Pero me guié por mi conciencia e intuición. Uno, ellos no estaban juntos, en todo caso la que debía odiarme más era la novia de él en ese momento. Dos, tuve el valor de decirle del hecho y estar como perro faldero preguntándole que le pasaba. Tres, nadie me iba a ir a decir y hacer sentir detestable en mi propia casa, cuando ese alguien no tuvo los calzones de hacerlo en otro momento, durante ¡5años! y en otro lugar y sin pachequez, y eso sí es chafísima. Ese día terminé llorando a mares y pidiéndole perdón a Ma. Pero después de reflexionar, escribirle una carta diciéndole que dejaramos que el tiempo nos acomodara como tuviera que ser, hablar con ella tranqui y sin pachequez mirándola a los ojos y decirle " mira, pasado es pasado y ya no existe, tú estás con él, súperalo y disfruta tu vida y tu relación, y ya la vida y nosotras sabremos si volveremos a recuperar esa amistad", me di cuenta de que en el fondo no quería ser su amiga, sólo tenía nostalgia por los tan buenos momentos que pasamos juntas. Decidí que no quería ser amiga de alguien que no podía superar algo que ni a mi misma me causaba conflicto, que ese era su problema y no mío. Que la cagué como muchas veces y como muchos otros, pero que en realidad Al había demostrado que era con ella con quién quería estar y que eso superaba nuestros malos acostones. Decidí que mi relación de amistad con ella se había terminado. Nos seguimos encontrando esporádicamente por los amigos en común, pero bueno, sólo nos saludamos cordialmente y ya. Y sí, obviamente, Al, sólo me dice un 'hola, adiós' y no pasa ni un minuto platicando conmigo aunque haya cientos de personas.
Yo, ya me he movido de lugar, de ese pasado.
viernes, 14 de marzo de 2014
17
No tenía mucho que había descubierto a Juliette & The Licks, la primer banda musical de la actriz estadounidense Juliette Lewis, cuando conocí a A. Desde el primer momento nuestras miradas se cruzaron. Ha sido una de las pocas veces en que he sentido el poder de una mirada; directa, fuerte y llena de deseo inmediato.
Los dos estábamos inscritos en un taller de diseño editorial en un departamento del centro histórico del D.F. Me puse nerviosa. Era muy claro que me gustaba; atracción inmediata por parte de ambos. Si ese había sido el primer síntoma, ¿que seguía después?, no lo tenía muy claro, sólo sabía que algo pasaría.
Y para mí, en esos momentos con A, inició la era en donde la "virtualidad" haría de las suyas, comenzaba la era del Skype y el MSN todavía no estaba en decadencia. Acercamientos íntimos sin contacto físico (aún). Hasta que sucedió.
Y no, 7 años después, la historia no termina en aquel 2007 en el cual cumplí un cuarto de siglo de existencia.
Los dos estábamos inscritos en un taller de diseño editorial en un departamento del centro histórico del D.F. Me puse nerviosa. Era muy claro que me gustaba; atracción inmediata por parte de ambos. Si ese había sido el primer síntoma, ¿que seguía después?, no lo tenía muy claro, sólo sabía que algo pasaría.
Y para mí, en esos momentos con A, inició la era en donde la "virtualidad" haría de las suyas, comenzaba la era del Skype y el MSN todavía no estaba en decadencia. Acercamientos íntimos sin contacto físico (aún). Hasta que sucedió.
Y no, 7 años después, la historia no termina en aquel 2007 en el cual cumplí un cuarto de siglo de existencia.
sábado, 8 de marzo de 2014
16
Nací en el limbo. En el limbo de dos seres muy jóvenes que creyeron amarse porque así debía de ser. Sólo mi madre, al parecer, fue quien sintió ese amor real. Mi vida ha estado en el limbo, ahí nací, en él crecí y en él sigo; sin quererlo.
Mi padre quería un varón como primogénito. Nací mujer. Desde mi llegada al mundo, esa bebé que fui, estuvo despegada de sus padres. Mi madre no me tuvo en sus brazos hasta el otro día porque no tenía leche para darme. Mi padre, seguramente, tenía sentimientos encontrados, emoción y decepción al mismo tiempo, tal vez tampoco me abrazó desde el inicio; quería a ese bebé porque era suyo, pero él quería un niño, no una niña; mi madre cuenta que tardó en apegarse a mí. Estuve en el limbo de los cuneros, sin mis padres cerca en mis primeras horas de vida.
En el limbo.
No sé sí con el psicoanálisis y el regresar al pasado, al inicio de mis días en el mundo, me esté ayudando realmente a sanar. Creo que sí, y más tarde lo sabré con más certeza. Al menos ya me di cuenta que mi vida ha sido un limbo y que sigo en él; pero ahora por cuenta propia, porque me he acostumbrado tanto a él que ya ni siquiera me daba cuenta de su atmósfera; sólo sentía que algo no andaba bien, que algo comenzaba a asfixiarme. Y luego el colapso. Y sí, ha sido doloroso saber los detalles de mi nacimiento, de la hipoxia emocional con la que mis padres me recibieron.
El torbellino de este último año me ha servido para darme cuenta de que no soy feliz en el limbo; si lo fuera, ninguna de estas palabras tendrían sentido ahora. Pero ya me di cuenta. En algún momento de la vida adulta creé mi propio limbo, me envolvió, me hizo infeliz; ahora quiero dejarlo, romper el paradigma que ha marcado mi vida desde mi nacimiento. No exagero, ni me compré totalmente ideas psicoanalíticas, ni cósmicas, ni nada simililar. Simplemente es mi sentir, que es mucho y eso no me engaña. Nunca me he caracterizado por ser optimista, es más, soy muy pesimista. Pero la vida y las personas que me he topado en ella, incluida yo misma en esta versión revisada, me han dejado saber, que los paradigmas son para romperse, para quemar los cachitos que queden y que las cenizas se las llevará el viento, para disiparlas y desaparecerlas. Y así no habrá más limbo.
Mi padre quería un varón como primogénito. Nací mujer. Desde mi llegada al mundo, esa bebé que fui, estuvo despegada de sus padres. Mi madre no me tuvo en sus brazos hasta el otro día porque no tenía leche para darme. Mi padre, seguramente, tenía sentimientos encontrados, emoción y decepción al mismo tiempo, tal vez tampoco me abrazó desde el inicio; quería a ese bebé porque era suyo, pero él quería un niño, no una niña; mi madre cuenta que tardó en apegarse a mí. Estuve en el limbo de los cuneros, sin mis padres cerca en mis primeras horas de vida.
En el limbo.
No sé sí con el psicoanálisis y el regresar al pasado, al inicio de mis días en el mundo, me esté ayudando realmente a sanar. Creo que sí, y más tarde lo sabré con más certeza. Al menos ya me di cuenta que mi vida ha sido un limbo y que sigo en él; pero ahora por cuenta propia, porque me he acostumbrado tanto a él que ya ni siquiera me daba cuenta de su atmósfera; sólo sentía que algo no andaba bien, que algo comenzaba a asfixiarme. Y luego el colapso. Y sí, ha sido doloroso saber los detalles de mi nacimiento, de la hipoxia emocional con la que mis padres me recibieron.
El torbellino de este último año me ha servido para darme cuenta de que no soy feliz en el limbo; si lo fuera, ninguna de estas palabras tendrían sentido ahora. Pero ya me di cuenta. En algún momento de la vida adulta creé mi propio limbo, me envolvió, me hizo infeliz; ahora quiero dejarlo, romper el paradigma que ha marcado mi vida desde mi nacimiento. No exagero, ni me compré totalmente ideas psicoanalíticas, ni cósmicas, ni nada simililar. Simplemente es mi sentir, que es mucho y eso no me engaña. Nunca me he caracterizado por ser optimista, es más, soy muy pesimista. Pero la vida y las personas que me he topado en ella, incluida yo misma en esta versión revisada, me han dejado saber, que los paradigmas son para romperse, para quemar los cachitos que queden y que las cenizas se las llevará el viento, para disiparlas y desaparecerlas. Y así no habrá más limbo.
martes, 25 de febrero de 2014
15
Voy partiendo, es la hora; no hay otra opción.
Me apresuro a guardar las últimas cosas en la bolsa de mano.
Me acuesto en tu cama, en donde dormimos y amanecimos estos años.
Me voy y tú llegas.
Hay tanto qué decir, pero no lo decimos.
Me apresuro a guardar las últimas cosas en la bolsa de mano.
Me acuesto en tu cama, en donde dormimos y amanecimos estos años.
Me voy y tú llegas.
Hay tanto qué decir, pero no lo decimos.
viernes, 7 de febrero de 2014
14
Durante el idilio con JP, me respondí una o varias preguntas con las que salía del D.F. En sí fueron respuestas las que aparecieron. Pero en su mayoría, fueron de un tiempo pasado que relució en flashback en este viaje a Oaxaca de febrero. Fueron preguntas formuladas en el presente que despejaron cuestionamientos del tiempo que ya fue. Extraña ilación.
¿A qué iba a Oaxaca además de lo obvio? Fui a preguntarme esto: ¿qué hice en esa década, la de los 20? ¿por qué no viajé? ¿qué pasó con la universidad?. Y sí, me respondí. Al hacerme JP una pregunta, cuya respuesta estaba ligada a ese tiempo pasado, me vino un mareo, y simplemente no pude/quise responderle en ese momento. Ahí emergieron las preguntas. Parece que todo fue un blackout, pero repentinamente aparecieron los hechos otra vez; explicaron el por qué de lo que no hice y que me he reprochado tanto a mí misma, pero que ahora trabajo para reconciliarme con ello. Con aquel tiempo. Con el pasado.
Tenía dinero ahorrado para emprender un viaje, quería ir a Europa, el viaje de mochilazo veinteañero que muchos hacen, y que yo quería hacer también. Ya había preguntado tips y demás consejos varios. Hasta le había dicho a R que viajaría, y él, sorprendentemente, se mostraba emocionado por mí; a pesar de nuestra extraña relación.
De repente todo mi mundo cambió por completo. Esta ruleta que se llama vida me tenía otra cosa; otra que no era ese viaje. Sin tener muy claras algunas cosas, por esa memoria mía que a veces me hace quedar muy mal, recuerdo que meses antes de ese suceso que cambiaría mi vida, ya con mis ahorros, me la estaba pasando muy mal. Sí, estaba en el preludio de mi primer crisis como ser humano, en la década de los 20. La relación con R me mareaba, quería irme de su lado y no podía, pero al mismo tiempo la pasión y el amor no me dejaban, comenzábamos un período de estira y afloja terrible acompañado por nuestra fascinación por las drogas, una que era cada vez más creciente en mí; la universidad también estaba en su mayor declive, dejaba de ir a mis clases para pasar tiempo con R pensando en que así podríamos mejorar nuestro vínculo, mi historial académico ya estaba mermado, se vislumbraba un ocaso; mis padres empezaban su proceso de separación real para culminar en un divorcio; y al final, mi salud me tomó por sorpresa con un EVC que cambiaría mi cuerpo y mi vida por completo. Ese suceso de salud que me llevó al nosocomio fue la catarsis de la crisis; lo que cambió mi vida. Tenía 22 años. No hice ese viaje.
En esa década me dediqué a recuperarme física, emocional y mentalmente, toda; del EVC y los estragos en mi mente y cuerpo, de una relación amorosa que no tenía a dónde más ir, de la interminable licenciatura que apenas estoy concluyendo, de alejarme de las drogas que comenzaban a seducirme oscuramente, de mi familia quebrada que se reconstruyó tiempo después en varias partes. De mí misma. Mis ahorros se esfumaron en todas esas recuperaciones. Han pasado casi diez años.
En esta nueva década, la de los 30, sí la ruleta lo permite, y creo que así será, ya me toca ganar, serán ese y otros viajes.
Esta rola, recién descubierta, simplemente me trae nostalgia de aquella época. Conocí a este dúo de Darkside por JP.
¿A qué iba a Oaxaca además de lo obvio? Fui a preguntarme esto: ¿qué hice en esa década, la de los 20? ¿por qué no viajé? ¿qué pasó con la universidad?. Y sí, me respondí. Al hacerme JP una pregunta, cuya respuesta estaba ligada a ese tiempo pasado, me vino un mareo, y simplemente no pude/quise responderle en ese momento. Ahí emergieron las preguntas. Parece que todo fue un blackout, pero repentinamente aparecieron los hechos otra vez; explicaron el por qué de lo que no hice y que me he reprochado tanto a mí misma, pero que ahora trabajo para reconciliarme con ello. Con aquel tiempo. Con el pasado.
Tenía dinero ahorrado para emprender un viaje, quería ir a Europa, el viaje de mochilazo veinteañero que muchos hacen, y que yo quería hacer también. Ya había preguntado tips y demás consejos varios. Hasta le había dicho a R que viajaría, y él, sorprendentemente, se mostraba emocionado por mí; a pesar de nuestra extraña relación.
De repente todo mi mundo cambió por completo. Esta ruleta que se llama vida me tenía otra cosa; otra que no era ese viaje. Sin tener muy claras algunas cosas, por esa memoria mía que a veces me hace quedar muy mal, recuerdo que meses antes de ese suceso que cambiaría mi vida, ya con mis ahorros, me la estaba pasando muy mal. Sí, estaba en el preludio de mi primer crisis como ser humano, en la década de los 20. La relación con R me mareaba, quería irme de su lado y no podía, pero al mismo tiempo la pasión y el amor no me dejaban, comenzábamos un período de estira y afloja terrible acompañado por nuestra fascinación por las drogas, una que era cada vez más creciente en mí; la universidad también estaba en su mayor declive, dejaba de ir a mis clases para pasar tiempo con R pensando en que así podríamos mejorar nuestro vínculo, mi historial académico ya estaba mermado, se vislumbraba un ocaso; mis padres empezaban su proceso de separación real para culminar en un divorcio; y al final, mi salud me tomó por sorpresa con un EVC que cambiaría mi cuerpo y mi vida por completo. Ese suceso de salud que me llevó al nosocomio fue la catarsis de la crisis; lo que cambió mi vida. Tenía 22 años. No hice ese viaje.
En esa década me dediqué a recuperarme física, emocional y mentalmente, toda; del EVC y los estragos en mi mente y cuerpo, de una relación amorosa que no tenía a dónde más ir, de la interminable licenciatura que apenas estoy concluyendo, de alejarme de las drogas que comenzaban a seducirme oscuramente, de mi familia quebrada que se reconstruyó tiempo después en varias partes. De mí misma. Mis ahorros se esfumaron en todas esas recuperaciones. Han pasado casi diez años.
En esta nueva década, la de los 30, sí la ruleta lo permite, y creo que así será, ya me toca ganar, serán ese y otros viajes.
Esta rola, recién descubierta, simplemente me trae nostalgia de aquella época. Conocí a este dúo de Darkside por JP.
jueves, 6 de febrero de 2014
13
A veces hago consciente ese algo, ese 'miedo'. Sale. Se estanca, ya sea por breves ratos o por períodos prolongados; incluso años.
jueves, 16 de enero de 2014
12
GJ es mi amiga, es filósofa y recién es madre. Ha nacido su primogénita, y creo que es la primera vez que me siento feliz por el nacimiento de alguien. Lo sé, puedo parecer un tanto amargada, o quizá es que no tengo ese instinto maternal de la mayoría de las mujeres que se descubre cada vez que llega un bebé al mundo.
Me gusta decir que es filósofa, no sé por qué. No es presunción, tal vez es porque la admiro. Es de mis grandes amigas, una de las más antiguas; nos conocemos desde los 17 años. Aunque no nos frecuentamos tanto como quisiéramos es alguien que siento presente. Cada vez que hablo con ella me siento cobijada por su sabiduría, creo por eso me gusta decir que es filósofa, porque la considero sabia y no creo que sea en sí por la filosofía, simplemente es su esencia. Siempre la he admirado, y ahora más, es de las pocas personas -que conozco- que es congruente con su vida, liga su pensamiento con sus actos y con su espíritu.
En la preparatoria siempre creí que ella no se casaría ni tendría hijos, la veía de cierto modo 'radical'. Creía que alguien que estudiaría filosofía sólo se dedicaría a pensar y a complicarse la existencia; tenía también la imagen de una de mis profesoras que me han marcado en la vida. Sí, la maestra de filosofía; curiosamente los maestros de las materias de humanidades, en la etapa de bachiller, son los que más me significaron, a excepción de uno de matemáticas en el primer año. La maestra L tenía treinta y tantos en aquel último año de la prepa, el mismo cuando conocí a GJ. Veía a la maestra con cierto halo de sabiduría y misterio; era filósofa, estaba casada y no tenía hijos, lo había decidido, no sé sí por su cuenta o junto con su marido; nunca nos dijo la razón exacta del por qué de su decisión; quizá sus jóvenes alumnas no lo entenderíamos. Eso me impactó. ¿Cómo alguien, una mujer, no deseaba tener hijos? Seguro era porque es filósofa, pensé, y creí ese cliché. 'Pinche filosofía, sí está cabrona para que una mujer no quiera tener hijos', me decía a mi misma. Desde ahí, esa posibilidad de no ser madre se insertó en mí, y aún sigo con ella, cada vez más como un hecho. Y creo que por eso ligué a mi amiga GJ a la imagen de mujer filósofa que no es madre. Error. De las 5 amigas que fuimos en la preparatoria, y de las 3 que nos seguimos frecuentando, GJ es la que se casó primero, eso sí, después de terminar la licentciatura. Me sorprendí, pero después comprendí que mi idea preparatoriana sobre ella, era eso, una idea preparatoriana. Y ahora, de las 3 que seguimos en contacto, A, GJ y yo, ella es la primera en tener un hijo, tres años después de haberse casado. Y se ve y es feliz. Su marido también es filósofo, y lejos de que se quiebren la cabeza 'pensando' como se cree de los filósofos, son personas que actuan, que viven lo que sienten, lo que piensan. Para mí, ella es un claro ejemplo de como sí se puede encausar la naturaleza personal hacia la forma de vida que más nos haga felices, no importa cuál sea, de la vida con amor. Antes mi grinchismo me hacía relegar y refunfuñar de quienes se casaban y tenían hijos. Y aunque no estoy a favor de ninguna de las dos cosas para mí, ya no refunfuño de los demás. GJ me ha enseñado que darse el tiempo de pensar, sentir, disfrutar, actuar, y simplemente de vivir lo que se quiera es una muy buena opción, creo que la mejor de todas; y eso no lo dice la filósofa, me lo enseña la amiga, me lo dice su amistad.
Aquí, rumbo a su examen de grado de maestría, en C.U. Sí, lo presentó teniendo ya nueve meses de embarazo.
Me gusta decir que es filósofa, no sé por qué. No es presunción, tal vez es porque la admiro. Es de mis grandes amigas, una de las más antiguas; nos conocemos desde los 17 años. Aunque no nos frecuentamos tanto como quisiéramos es alguien que siento presente. Cada vez que hablo con ella me siento cobijada por su sabiduría, creo por eso me gusta decir que es filósofa, porque la considero sabia y no creo que sea en sí por la filosofía, simplemente es su esencia. Siempre la he admirado, y ahora más, es de las pocas personas -que conozco- que es congruente con su vida, liga su pensamiento con sus actos y con su espíritu.
En la preparatoria siempre creí que ella no se casaría ni tendría hijos, la veía de cierto modo 'radical'. Creía que alguien que estudiaría filosofía sólo se dedicaría a pensar y a complicarse la existencia; tenía también la imagen de una de mis profesoras que me han marcado en la vida. Sí, la maestra de filosofía; curiosamente los maestros de las materias de humanidades, en la etapa de bachiller, son los que más me significaron, a excepción de uno de matemáticas en el primer año. La maestra L tenía treinta y tantos en aquel último año de la prepa, el mismo cuando conocí a GJ. Veía a la maestra con cierto halo de sabiduría y misterio; era filósofa, estaba casada y no tenía hijos, lo había decidido, no sé sí por su cuenta o junto con su marido; nunca nos dijo la razón exacta del por qué de su decisión; quizá sus jóvenes alumnas no lo entenderíamos. Eso me impactó. ¿Cómo alguien, una mujer, no deseaba tener hijos? Seguro era porque es filósofa, pensé, y creí ese cliché. 'Pinche filosofía, sí está cabrona para que una mujer no quiera tener hijos', me decía a mi misma. Desde ahí, esa posibilidad de no ser madre se insertó en mí, y aún sigo con ella, cada vez más como un hecho. Y creo que por eso ligué a mi amiga GJ a la imagen de mujer filósofa que no es madre. Error. De las 5 amigas que fuimos en la preparatoria, y de las 3 que nos seguimos frecuentando, GJ es la que se casó primero, eso sí, después de terminar la licentciatura. Me sorprendí, pero después comprendí que mi idea preparatoriana sobre ella, era eso, una idea preparatoriana. Y ahora, de las 3 que seguimos en contacto, A, GJ y yo, ella es la primera en tener un hijo, tres años después de haberse casado. Y se ve y es feliz. Su marido también es filósofo, y lejos de que se quiebren la cabeza 'pensando' como se cree de los filósofos, son personas que actuan, que viven lo que sienten, lo que piensan. Para mí, ella es un claro ejemplo de como sí se puede encausar la naturaleza personal hacia la forma de vida que más nos haga felices, no importa cuál sea, de la vida con amor. Antes mi grinchismo me hacía relegar y refunfuñar de quienes se casaban y tenían hijos. Y aunque no estoy a favor de ninguna de las dos cosas para mí, ya no refunfuño de los demás. GJ me ha enseñado que darse el tiempo de pensar, sentir, disfrutar, actuar, y simplemente de vivir lo que se quiera es una muy buena opción, creo que la mejor de todas; y eso no lo dice la filósofa, me lo enseña la amiga, me lo dice su amistad.
Aquí, rumbo a su examen de grado de maestría, en C.U. Sí, lo presentó teniendo ya nueve meses de embarazo.
martes, 14 de enero de 2014
11
Conocí a mi amante H en casa de mi amiga N. Es una casa vieja, grande, y con un aire de descuido y cálidez al mismo tiempo, que además sirve de galería de arte; viven varias personas entre veinte y treinta y tantos años; una especie de comuna posmoderna con trazadas individualidades y responsabilidades. Era una reunión que hacía N por el puro placer de reunirse y cocinar; ella partía o llegaba de Japón. Meses atrás G ya me había rechazado con mi cuestionamiento sobre qué éramos; me quedaba claro que ni amigos, ni amantes, ni 'novios' al cien por ciento, vaya, ni a medias.
Esa tarde que se convirtió en noche, me sentía libre, vulnerable, pero sobre todo seductora. Ví a H llegar y de inmediato algo de él llamó mi atención. Atracción animal pura. Un tanto 'fresa' pero buena onda es lo que primero pensé; 'fresa-hippie' me di cuenta luego. Atractivo, relajado, sincero y sonriente es lo que se destapó de él después. De repente estábamos sentados juntos. Platicamos. De repente bailabámos salsa. Lo besé sin titubear durante el baile, y después con la mayor seguridad, inversamente proporcional a mi vulnerabilidad por G, le dije ¿mi casa o tu casa?. Partimos minutos más tarde. Fue mi casa. Y sus visitas a mi casa se hicieron frecuentes durante unos cuantos meses más.
Uno de los tantos rincones de la casa de N.
Esa tarde que se convirtió en noche, me sentía libre, vulnerable, pero sobre todo seductora. Ví a H llegar y de inmediato algo de él llamó mi atención. Atracción animal pura. Un tanto 'fresa' pero buena onda es lo que primero pensé; 'fresa-hippie' me di cuenta luego. Atractivo, relajado, sincero y sonriente es lo que se destapó de él después. De repente estábamos sentados juntos. Platicamos. De repente bailabámos salsa. Lo besé sin titubear durante el baile, y después con la mayor seguridad, inversamente proporcional a mi vulnerabilidad por G, le dije ¿mi casa o tu casa?. Partimos minutos más tarde. Fue mi casa. Y sus visitas a mi casa se hicieron frecuentes durante unos cuantos meses más.
Uno de los tantos rincones de la casa de N.
10
Mi ansiedad me jugó rudo. La pinche ansiedad. No sé de dónde viene. Mi terapeuta M dice que eso es en lo que hay que enfocarse, saber de dónde, por qué; atacar al problema de raíz. Qué si de mi infancia, qué si de mi adolescencia, qué si del subconsciente, qué si el EVC de hace 9 años, qué si la epilepsia. Mi amiga A diría que Freud qué y que simplemente hago corto circuito y debo aprender a manejarlo. Lo cierto es que se origina ahí, justo ahí, en esa parte de mi mente en donde yo difícilmente -por ahora- tengo acceso. No sé cuándo, ni cómo, ni dónde y mucho menos con quién afloró. M y yo tenemos la sospecha de que surge de la áspera y tirante relación de toda la vida con mi padre.
Tenía varias semanas, y podría decir que un par de meses, que mi mente no volaba tan alto. Se desató en un reciente viernes de enero por la tarde cuando G me llamó por teléfono para que nos viéramos; tenía algo que decirme. Mi reacción después de la llamada fue en cadena: ansiedad, mente fuera de dominio, acción arrebatada, lapso indefinido de vuelo, activación de mecanismo de autocontrol, calma, aterrizaje. Accedí sin estar totalmente convencida. Nos vimos, charlamos, lloramos. Me pidió que volviera. Me negué. Y no por no amarlo, lo amo como desde cuando ya lo amaba y no lo sabía; sino porque no puedo volver si no hay un 'te amo' de su parte, de vuelta. En tres años no ha salido un 'te amo' de sus labios. Tiempo y distancia. Tiempo y distancia.
Abajo, el rayo de sol en la cobija y pared en una de tantas mañanas que amanecimos juntos.
Tenía varias semanas, y podría decir que un par de meses, que mi mente no volaba tan alto. Se desató en un reciente viernes de enero por la tarde cuando G me llamó por teléfono para que nos viéramos; tenía algo que decirme. Mi reacción después de la llamada fue en cadena: ansiedad, mente fuera de dominio, acción arrebatada, lapso indefinido de vuelo, activación de mecanismo de autocontrol, calma, aterrizaje. Accedí sin estar totalmente convencida. Nos vimos, charlamos, lloramos. Me pidió que volviera. Me negué. Y no por no amarlo, lo amo como desde cuando ya lo amaba y no lo sabía; sino porque no puedo volver si no hay un 'te amo' de su parte, de vuelta. En tres años no ha salido un 'te amo' de sus labios. Tiempo y distancia. Tiempo y distancia.
Abajo, el rayo de sol en la cobija y pared en una de tantas mañanas que amanecimos juntos.
sábado, 11 de enero de 2014
9
Fuimos a una fiesta de una amiga de G. Era 30 de julio de 2011 y ya habían pasado unos meses desde que penosamente lo enfrenté para preguntarle qué quería conmigo, y en donde negó querer 'algo más' después de estar saliendo medio año sin rumbo fijo y no sólo como mero disfrute carnal; por parte de G había señales confusas sobre la seriedad de nuestra 'relación-no relación'. Transcurrió la fiesta y partimos. Cenamos por ahí y decidimos caminar hacía su casa. Esa decisión cambió todo. Sufrimos un asalto terrible, pudimos haber muerto. Entrados en shock llegamos como pudimos al departamento. En el transcurso del tiempo, insomnes, charlamos y tratamos de calmarnos riendo de fotos chistosas de su infancia. En algún momento de las horas antes del alba salió otra vez nuestra 'no-relación'; G lo expuso. Y ahí, aún en la digestión del evento traumático, desnudos, con los primeros rayos de sol, decidimos que éramos una pareja. Una pareja formal. Tal vez el miedo nos unió, el mismo que nos separó años más tarde.
En esa fiesta escuhé por primera vez esta canción, en esa noche , antes de esa decisión.
En esa fiesta escuhé por primera vez esta canción, en esa noche , antes de esa decisión.
viernes, 10 de enero de 2014
8
Iré al estado sureño del país, Oaxaca, a vivir el idilio por unos días con JP. A ver qué pasa. Sólo quiero que pase.
miércoles, 8 de enero de 2014
lunes, 6 de enero de 2014
6
El día que me buscó R, después de 5 años de no tener ningún tipo de contacto, revisaba con detenimiento una foto rota en donde sólo estaba yo. La revisaba horas antes de su aparición; corté, años atrás, la parte donde él salía. Es el pedazo de una foto tomada en un salón de fiestas, de esas instantáneas que se venden ahí; era la boda de una de sus vecinas. Eso fue tal vez en el 2002, me veo tan joven, mi mirada era distinta. Eso fue hace 12 años. Y esa misma cantidad de años teníamos cuando nos conocimos y enamoramos, éramos unos niños; 19 años se cumplieron de aquel momento. Y sorpresivamente R se presentó al final del 2013.
5
La comodidad no está instalada en mí. Parece que sí, y por fuera sé que algunos lo creen. A los 31 años, ya no me molesta eso que piensan. Estoy saliendo de una gran crisis, no sé sí sea la 'crisis de los 30', pero sí ha sido una muy fuerte. Se juntó mi ruptura con G (una separación triste y dolorosa que duró meses), mi renuncia al trabajo para cuidar mi salud debido a un nuevo diagnóstico neurológico, mi determinación para por fin titularme de la licenciatura comprendiendo que necesitaba tiempo para ello, y por ende sin trabajo regresé a la casa materna. Pero más allá de sentirme una falla del cliché femenino posmoderno, en realidad me siento aliviada. Estoy en un oasis; pedí ayuda porque no sabía por dónde empezar a salir del debacle. Busqué el apoyo de quienes siempre han estado ahí y que a veces no los veo o no se hacen presente. Por primera vez en mi vida me siento cobijada por mi madre; sí, es a los treinta y algo que entiendo y siento lo que significa la 'familia', es la primera vez que mi madre es esa madre que nunca sentí durante las etapas tempranas de mi vida, es por primera vez que siento un amor puro e incondicional por parte de ella. Y estoy feliz por eso. Ese amor me está ayudando a sanar ese otro que no encontró el camino ni la fuerza para continuar. Eventualmete me iré y retomaré mi camino.
Todo el torbellino empezó en ese verano de 2013 en donde G y yo nos separamos.
Todo el torbellino empezó en ese verano de 2013 en donde G y yo nos separamos.
4
Sonaba Atlas de Battles en el auto, veníamos de regreso de la paya. El viaje en carretera de noche se volvió hipnotizante con la canción de fondo, el cielo estrellado y oscuro, el asfalto iluminado sólo por las luces del auto; nos movíamos al ritmo de la música. Como se comienza a hacer costumbre -mi costumbre- había ido a Oaxaca a depurarme, a salir del D.F., a dejar la memoria en el camino, a vaciar los recuerdos por un hombre. Era de R de quien me iba. Viajábamos mi gran amigo Ai, su amigo y el hermano de éste. Y llegaría D. Lo conocí en la noche de ese año nuevo de 2007-2008, en Oaxaca.
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